ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El drama teatral que se
sigue, tiene dos actos. El primero fue la “quirinada” con el que se colocó un
narcotraficante condenado a reclamarle al doctor Leonel Fernández, como si fuera
parte de su bajo mundo; nada más reprochable. Aquello impactó porque ese es el
efecto natural en un pueblo cuando es sorprendido.
Se buscaba descalificarlo, pero lo que hicieron fue
victimizarlo ante el pueblo, que despejada la bruma inicial, comprobó que había
sido lastimado y agraviado. Él guardó silencio prudente y su dominio estoico lo
ha convertido en un líder templado.
En el 2012 había salido a las calles para que el licenciado Danilo
Medina pudiera ganar, acortándose los más de 20 puntos que lo había colocado
debajo del candidato opositor, que lo era Hipólito Mejía.
En el 2016, a pesar
de aquellos agravios, también salió a las calles para aportarle los votos que
necesitaba Danilo para reelegirse y ganar en primera vuelta. Aunque la
mezquindad de algunos los han llevado a decir que Danilo ganaba sólo.
Ahora se ve asomar el segundo acto del drama teatral. Los
mismos actores aparecen con nombres también conocidos, colocando en las manos
de una periodista los “Papeles de Panamá”, bajo el supuesto de que podían
sorprender nuevamente al país, esta vez entrevistando al ingeniero Diandino Peña,
que a pesar de su ingenua capacidad política, no se pudo hacer conexión entre
sus bienes y la construcción del “Metro de Santo Domingo”.
Más bien, los televidentes consideraron que aquello fue un
maltrato y hasta “una quirinada”.
Es que se esperaba una intentona de agravio contra Leonel,
esta vez lució clara que era para vincular a Diandino con los “Papeles de
Panamá”.
Este es el esperado segundo acto del drama; aunque no se
sabía cómo, cuándo y con quién se montaba. Desde el año pasado, después de las
elecciones, se supo y lo dije en el programa “Uno+Uno” de Teleantillas, que
tratarían de vincular a Leonel con los “Papeles de Panamá”.
Este segundo acto del drama se acompaña, como en el primero,
de declaraciones de ministros cercanos al Presidente que proclaman su
reelección.
El caso más reciente es el de Obras Públicas que pretende que
en unas primarias simultáneas y con padrón abierto propongan al Presidente como
candidato presidencial por el PLD para 2020.
En adición, y para empeorar, el Tribunal Constitucional acaba
de dar una sentencia impropia, “olvidando” el mandato constitucional
establecido en el artículo 272, que ordena: “Párrafo III.- Si el resultado del
referendo fuere afirmativo, la reforma será proclamada y publicada
íntegramente con los textos reformados por la Asamblea Nacional”; pudo,
aplicar este párrafo, asumiendo el Art. 47 de su propia ley, cuidando por demás
su legado histórico y no coyuntural, que autoriza “exhortar”, como en la
especie, al Congreso a respetar en el futuro aquella norma procesal que ordena
el referendo y sólo “proclamar y publicar” si la reforma era refrendada.
A todo lo anterior, agréguele los amagos en romper los
acuerdos del CP, otros del CC y la Convención Nacional.
¿De qué se trata? ¿Irrespetar las reglas? Ellas son las que
unen, si no el drama tiene su nombre: “El PLD se mató como Chacumbele”, por eso
“Jugamos todos o se rompe la baraja”.
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