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McKinsey & Company plantea un cambio de paradigma en la banca mundial

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ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO, (23/10/2025).- El Informe Anual Global sobre la Banca 2025 de McKinsey & Company revela que la industria bancaria mundial entra en una nueva era en la que el éxito no dependerá del tamaño, sino de la precisión estratégica con la que las instituciones adopten tecnología, gestionen su capital y se relacionen con sus clientes.

De acuerdo con el informe, el sector bancario global alcanzó en 2024 beneficios récord de 1.2 billones de dólares, el nivel más alto jamás registrado por cualquier industria. Sin embargo, las valoraciones se mantienen cerca de un 70 % por debajo del promedio de otras industrias, reflejando dudas sobre la sostenibilidad de esos resultados.

El estudio señala que los factores que impulsaron el reciente auge (tasas de interés elevadas, márgenes excepcionales y bajo riesgo crediticio) son coyunturales y tenderán a moderarse. Esto podría presionar las utilidades y reducir la rentabilidad por debajo del costo de capital en muchos mercados.

Frente a este escenario, McKinsey sostiene que los enfoques tradicionales centrados en la escala ya no bastan. El concepto de la “caja de herramientas de precisión” se introduce como una nueva hoja de ruta que redefine la estrategia bancaria en cuatro dimensiones: tecnología, consumidor, eficiencia del capital y fusiones y adquisiciones orientadas a capacidades específicas.

“La transformación bancaria de esta década no se medirá por cuánto crece una institución, sino por qué tan rápido logra adaptarse al cambio”, afirmó Antonio Novas, Senior Partner de McKinsey & Co. y Managing Partner para la operación en la República Dominicana.

Según el estudio, los bancos invierten alrededor de 600 mil millones de dólares anuales en tecnología, la proporción más alta de cualquier industria, pero sin mejoras sostenidas en productividad. McKinsey recomienda pasar de programas amplios de digitalización a una inversión más focalizada, con prioridad en las tecnologías que realmente generan valor, especialmente la inteligencia artificial generativa y agentic AI.

La consultora estima que la adopción de la inteligencia artificial podría reducir hasta en 70 % algunos costos operativos y generar una baja neta del 15 al 20 % en la base total de costos del sector. Sin embargo, advierte que esa ventaja será temporal, puesto que la competencia y la rápida difusión tecnológica podrían trasladar gran parte de los beneficios al consumidor, erosionando nuevamente la rentabilidad.

En Estados Unidos, solo 4 % de los solicitantes de nuevas cuentas corrientes elige su banco actual sin comparar alternativas, frente al 25 % en 2018. Los clientes son ahora más digitales, menos leales y más exigentes, lo que obliga a las entidades a competir por relevancia en cada punto de contacto.

McKinsey prevé que la próxima disrupción llegará con agentes inteligentes que gestionen las finanzas personales, automatizando transferencias y créditos. Aunque aumentarán la eficiencia, su adopción masiva podría reducir en 170 mil millones de dólares las ganancias globales y bajar hasta dos puntos el retorno sobre el capital tangible.

El informe destaca que solo 15 % de los bancos que cotizan en bolsa crean valor para sus accionistas, frente al 54 % del promedio global. Los líderes no se distinguen por su tamaño, sino por su capacidad para aplicar precisión operativa y asignar capital de forma estratégica.

La riqueza financiera mundial ya supera el 350 % del PIB global, impulsada por activos y mercados de capital. Sin embargo, la concentración generacional y el auge de inversiones alternativas están desplazando recursos fuera del sistema bancario, lo que obliga a las entidades a adaptarse a clientes más jóvenes y digitales que demandan soluciones ágiles y sostenibles.

A nivel regional, el informe identifica marcadas diferencias. India destaca por su dinamismo e innovación bancaria, mientras que China enfrenta presión por márgenes más estrechos y mayores riesgos regulatorios.

En América Latina, la rentabilidad promedio de la banca (ROE de 16.5 %) se mantiene entre las más altas del mundo, impulsada por el crecimiento del crédito y los depósitos. Aún así, la rápida expansión de las fintechs y la digitalización del consumidor exigirán estrategias más precisas y ágiles para sostener ese desempeño.

Para McKinsey la era de la banca impulsada por la escala ha llegado a su fin. En adelante, el liderazgo dependerá de la capacidad de aplicar precisión estratégica, decisiones basadas en datos, personalización hipersegmentada y asignación selectiva del capital.

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