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Mónica Molina: “los periodistas no tenemos privilegios”


ARGENTINA. - La periodista reflexiona sobre la cobertura periodística de un tema, cuando afecta a un integrante de un medio. “Hay una dinámica propia de los espacios laborales que funcionan activando tal vez lo más lacerante para un persona que ejerce el periodismo: la autocensura”, afirma.

Molina -integrante de la red PAR, Periodistas de Argentina en Red Por una comunicación no sexista- emitió una pubicación en su facebook- dijo que la información de El Diario sobre la denuncia a Leonardo Santesteban por violencia de género “es de las noticias, que desde hace un tiempo los medios más visibilizan, entre otras cuestiones porque quienes somos periodistas nos cabe el rol de informar y hacer un tratamiento adecuado del tema”.
Agrega que “esta en particular que tiene a un periodista, colega denunciado por violencia psicológica, según la información sobre la denuncia dada a conocer en algunos medios locales, recibió de manos de quienes integramos PAR el decálogo para el abordaje periodístico del tema, el pasado 7 junio”.
“Sin duda, es incómodo hablar de esto, difícil por supuesto, cuando se comparte la profesión, y es alguien que conocemos. Pero ¿hay que callarse?. ¿Hay que informar una vez que lo resuelva la justicia? No tengo dudas que se impone un límite ético sobre el tema y el ejercicio periodístico y sobre la conveniencia de hablar o no según se quiera quedar bien o hacer lo que dicta la conducta de cada una/o, ni hablar si particularmente nos ha tocado estar con la responsabilidad de dar protección de víctimas de situaciones de violencia”, señala Molina.
“Aquí también se verá quienes a la hora de hablar hacen mutis por el foro, o realmente no especulan con este tema. Reitero no el fácil, cuando esto implica poder, poder decidir que se pone y que no en un medios, que se dice al aire y que no, de esto los y las periodistas sabemos, porque aún cuando nadie nos diga que hacer, hay una dinámica propia de los espacios laborales que funcionan activando tal vez lo más lacerante para un persona que ejerce el periodismo: la autocensura”, remarca.
“La ley 26 485, establece en su art. 5 la violencia psicológica. Este tipo de violencia genera daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno desarrollo personal, busca degradar o controlar las acciones de la víctima, comportamiento, creencias y decisiones,mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación, aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia, sumisión, coerción verbal, persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización, explotación y limitación de derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica y a la autodeterminación”, explica.
Molina refelxiona: “entiendo que no debe hacer sido nada fácil para quien es víctima de esta situación hacer una denuncia, porque nadie puede desconocer el poder de un medio con una incidencia como el diario La Arena, pero justamente esto es lo que pone a prueba la capacidad de autocriticar nuestras prácticas, los y las periodistas no tenemos privilegios y lamentablemente cuando hablamos de violencia esta se perpetra porque hay una relación que lesiona el equilibrio entre iguales”.

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