Con frecuencia se alude a la grave
crisis argentina del 2001, buscando soluciones a la situación española y
europea. Roberto Lavagna (Buenos Aires, 1942) es una voz autorizada, pues fue
el ministro de Economía que sacó a Argentina del pozo. Asumió en el 2002, con
Eduardo Duhalde, y al año siguiente fue ratificado por Néstor Kirchner, hasta
que dimitió a finales del 2005 en desacuerdo con el kirchnerismo.
¿Qué haría si fuera el ministro de
Economía de España o cómo aconsejaría a Rajoy?
Elimine el si fuera y el
aconsejar. Porque los que hemos sufrido en carne propia que nos vinieran a
decir qué es lo que había que hacer no queremos dar consejo a nadie. Sólo hago
una reflexión válida para cualquier país. Un país que destruye el consumo y la
demanda interna no puede resolver una crisis. Y esto es lo que el FMI nos
recomendaba a Argentina, y lo que la UE, el BCE y el FMI le han aconsejado a
Grecia, a Portugal, a España. ¿Aconsejado? ¡Exigido! No creo que sea el camino.
Un país que no crece no puede resolver los problemas. El mejor caso es Grecia,
que ya va por el quinto año de caída en su PIB. ¿Y cómo creen que va a resolver
el problema? ¿Creen que los griegos van a pagar más impuestos? No. ¿Creen que
alguien del exterior va a venir a invertir en Grecia? No.
¿Y cuál es la solución para
levantar el consumo y reducir el déficit?
El déficit se resuelve en el marco
del país creciendo, porque finalmente eso depende de poder bajar el gasto
público porque el privado está gastando; hace falta que el Estado esté
gastando, y además el Estado está recibiendo mayores impuestos, en un país que
funciona. Hay que reducir el déficit pero en el mediano plazo. Sigo sin
entender la lógica de que se ayuda a los bancos pero no se ayuda a los países.
No lo entiendo. Es lo mismo que el FMI quería con nosotros, y dijimos que no;
los bancos españoles fueron algunos de los que protestaron y mucho. Es una
lógica donde el peso político del sector financiero es el que impone las
soluciones.
España está a punto de pedir un
rescate. ¿Será la solución?
Si las condiciones son la
represión del consumo, yo creo que eso no es solución.
¿Entonces?
No tienen que mirar a lo que pasó
en Argentina, miren lo que pasó en Grecia. Lleva cinco años de recesión. Esto
le puede ocurrir a cualquier otro país de Europa si siguen con ese programa.
¿Qué opina de la nacionalización
de YPF a Repsol?
Mi opinión es favorable a la
nacionalización y contraria a la forma en que se ha hecho. Debería haberse
negociado. Hacen falta unos 6.000 millones de dólares anuales durante muchos
años para explotar los nuevos yacimientos, para lo cual habrá que conseguir un
nuevo socio, lo que no es fácil cuando se cometió el error de la forma en que
se hizo la nacionalización.
Las relaciones entre España y
Argentina pasan por un pésimo momento. Además, la presidenta Fernández acaba de
romper el convenio para evitar la doble tributación entre ambos países, lo que
puede frenar aún más las inversiones...
No hay nuevas inversiones
españolas aquí desde hace tiempo. El tema más importante es cómo se logra que
deje de salir el capital que está saliendo: 85000 millones de dólares. Ninguna
inversión europea iba a reemplazar eso. Si los que están, salen, usted no puede
esperar que entren. Aunque exista un acuerdo de doble imposición, no cambia
nada.
Argentina ha entrado en
estanflación y la inflación es elevadísima.
Hay una situación de estancamiento
con inflación. La gente empieza a percibir que hay un montón de precios de la
economía que están reprimidos, incluido el tipo de cambio del dólar, y empiezan
a estimar precios en función de expectativas que se han ido cumpliendo, porque
en el caso del dólar hay ya un desdoblamiento de hecho entre el oficial y el
paralelo. Hoy tenemos déficit fiscal, déficit en la cuenta corriente, con una
inflación de entre el 20% y el 25% durante seis años consecutivos y un tipo de
cambio que ya no es competitivo porque la inflación se ha encargado de
destruirlo, como se encargó de destruir otras variables monetarias.
Además, el Gobierno ha establecido
una especie de 'corralito' cambiario, que limita la adquisición de dólares.
Se necesita una moneda en la cual
el público pueda creer. Nadie ahorra en una moneda que se deprecia el 25% por
año. El Gobierno cree que resuelve el problema de la caja en pesos vía emisión
monetaria, y el problema en dólares no lo puede resolver por emisión, porque no
podemos emitir dólares. Entonces, lo resuelve reprimiendo las importaciones,
pero reprimir las importaciones tiene un efecto muy destructivo de la
productividad, hoy nadie produce todo.
¿Y qué ha hecho bien el
kirchnerismo desde que usted se fue?
El Gobierno ha mantenido el
consumo como motor de crecimiento, que fue una premisa de nuestro programa,
aunque con una inconsistencia. Desde el 2006 en adelante hay impulso al
consumo, pero no hay políticas pro inversión. La mejor prueba es la fuga de
capitales. Está bien haber mantenido la idea del consumo y no haber caído, como
en Europa, en los planes de ajuste, que no sirven absolutamente para nada, en
mi opinión, pero eso tiene una condición: que al mismo tiempo tiene que generar
inversión, y eso no lo hicieron.
Usted siempre se caracteriza por
la moderación en sus análisis. ¿Cree que Argentina va hacia una nueva crisis a
corto plazo?
No, eso no. Vamos a lo que estamos
ahora. Una economía que se ha frenado, que al frenarse no crea empleo y eso
provoca un problema social muy grave en un país donde todavía hay un 25% de
pobreza. Una cosa es una economía que se frena en Europa, con seguro de
desempleo, y otra muy distinta es la que se para cuando aún tiene problemas de
pobreza grandes.
¿Hasta cuándo se puede seguir así?
Siempre se puede seguir un tiempo.
Infinito no es. Pero siempre se puede. Los observadores tienden a creer que las
crisis son más inminentes. Las cosas en economía van más despacio. Lo cierto es
que por este camino no se puede seguir. No debería haber más de dos años. Todo
es muy variable. Con la soja a 600 dólares la tonelada, como ahora, da un
margen mayor. Si la soja estuviera a 450 dólares, la crisis estaría a seis
meses vista.
Usted fue candidato presidencial
en el 2007. Ahora no descarta presentarse en el 2015 y está reuniéndose con
líderes peronistas opositores para explicarles su discurso. ¿Qué rumbo debería
seguir Argentina?
El peronismo sostuvo políticas muy
duras con Menem en los noventa y ahora -a veces con las mismas personas, que
han cambiado de posición- sostiene políticas de centroizquierda, de estatismo,
cierto chavismo. Ese bandeo del principal partido es un problema. El peronismo
tiene que retomar el equilibrio, su centro. Este es uno de los problemas que
tiene la sociedad argentina. La cierta incapacidad de ubicarse en el término
medio. Hacer las correcciones que había que hacer en los años noventa, pero no
caer en estas medidas populistas que tampoco serán la solución.
Fuente: lavanguardia.com
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