Yago. Personaje de
Otelo, de Shakespeare, y uno de los caracteres de más acusada perversidad
creado en el teatro. Enamorado de Desdémona,
al comprender que le es inaccesible, se venga despertando los celos en el alma
atormentada de Otelo, hasta provocar la muerte de Desdémona. Escéptico, cínico,
complejo y perverso, Yago es el prototipo del criminal que produce el mal con
una fría, refinada y calculada crueldad.
Desdémona. Figura
femenina de la famosa tragedia de Shaskespeare, “Otelo”. Como ya lo indica su
nombre (del griego: Dusdaimon =
nacida bajo una estrella adversa), Desdémona es la más patética de las heroínas shaskespearianas. Impregnada de
melancólicas poesías, pasiva, incapaz de resentimiento, ha quedado su nombre
como símbolo de la esposa honesta y virtuosa, víctima inocente de infundados
celos.
Otelo. Protagonista de la famosa
tragedia homónima de Shaskespeare (1604). Aunque Otelo no fuera por
temperamento celoso – ya en la nobleza es sin duda, la nota fundamental de su
personalidad -, en Otelo ha podido personificar Shakespeare de modo admirables los celos, porque el moro veneciano
es como una fuerza elemental y salvaje de la naturaleza sin contaminar la
astucia de la civilzación. De aquí que Otelo sea la encarnacion más violenta
del amor exaltado y de los celos, capaz de llegar en su pasión y en su venganza
– sin asomo alguno de morbosidad psicopática – a todos los extremos, incluso al
asesinato.
Su amor hacia Desdémona –bellísima y
delicada veneciana- no es precisamente pasión de los sentidos, ya aplacada en
él durante los años anteriores de su juventud; es, más bien, como un hermoso
refugio de serenidad, envuelto en una mezcla de ternura y devota adoración.
Cuando por obra de la perfidia de
Yago, la astucia de éste gana la elementalidad de Otelo, encendiendo en su
ardiente corazón el fuego de los celos, no son éstos los que le atormentan,
sino la angustia y el mortal desencanto de creer con toda simpleza que es
impura y despreciable la mujer que a él le parecía un ser angélico y a la que,
a pesar de todo, él no podía dejar de amar. Los celos son un verdadero enigma,
la menos conocida de las reacciones humanas.
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