ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- “Una cosa es morirse de dolor y otra cosa es
morirse de vergüenza”. Mario Benedetti.
Hay que estar vivo para ver cosas…
Por primera vez en muchos años el Partido Revolucionario
Dominicano (PRD), hasta hace menos de cuatro años la más fuerte y poderosa
maquinaria política electoral del país, no tendrá candidatos a la presidencia y
vicepresidencia de la República; por primera vez no tendrá un solo candidato a
senador, y por primera vez sus candidatos a diputados, alcaldes y regidores
estarán supeditados a los del partido que combatió por más de 40 años.
Por primera vez, el partido de mayor historia, el que
forjó la democracia, el que creó los principales dirigentes y líderes del país
por más de 75 años, no tendrá fisonomía propia, será un instrumento de la
perversidad, el latrocinio y la continuidad de un régimen violador de los
derechos del pueblo.
Un partido que enfrentó la dictadura trujillista, que fue
derrotado mediante un golpe de Estado en 1963 que terminó en una revuelta civil
hasta convertirse en guerra patria enfrentando las tropas norteamericanas, que
luchó a muerte contra Joaquín Balaguer hasta derrotarlo en 1978, pierde su
esencia, sus valores, sus principios y su dignidad haciéndose un harakiri
obedeciendo las órdenes del amo que ha pagado muy bien por su muerte trágica,
en un acto de traición inaudito que remueve los cimientos de las tumbas de los
héroes de las luchas por la libertad, la justicia y la democracia.
Hay que estar vivo para ver lo que estamos viendo…
Haber vendido al PRD es la mayor felonía que se pueda
cometer, una canallada imperdonable, un acto desleal, vulgar y rastrero que
solo pueden cometerlo quienes no tienen sentido de la historia, los que no
poseen ni pizca de dignidad y decoro, los que solo piensan en sus cuentas bancarias, no en el pueblo que
sufre.
Hay que estar vivo para ver a los herederos de José
Francisco Peña Gómez incluyendo a la viuda, en una actividad pública, repulsiva y asqueante, frente a las cámaras
de televisión y de los diarios, para que
conste, donde se le entrega el PRD al PLD en medio de la algarabía de los
tunantes y pordioseros de las migajas del poder.
Danilo Medina ha
logrado su propósito de destruir o debilitar al máximo a la oposición
corrompiendo a sus dirigentes a los que les ha pagado o les está pagando miles
de millones de pesos del presupuesto
nacional sin el menor escrúpulo sumergiendo el país en un
cambalache de estiércol y de alcohol.
Primero fueron los partidos minoritarios, luego los
grandes, como el PRSC y el PRD.
Ahora va contra el Partido
Revolucionario Moderno (PRM) socavando sus bases comprando como ganado a
figuras importantes, incluyendo algunas
muy cercanas al ex presidente Hipólito Mejía que en algún momento creyó –grave
error- que Danilo Medina era un hombre honesto y decente, incapaz de hacer lo
que está haciendo para mantenerse en el poder indefinidamente.
Hay que estar vivo para ver a los dirigentes del PRM que se han ido al gobierno,
traicionándose a sí mismos
descaradamente, defendiendo y bendiciendo a quienes hace apenas unos días
repudiaban y maldecían. ¡Hay que estar vivo, señores!
Los que vendieron al PRD y ahora venden al PRM no morirán
de dolor porque perdieron la moral; tampoco de vergüenza, porque la perdieron
en el mismo zafacón donde su patrón Danilo Medina tiró los principios.
¡Hay que estar vivo para poder ver tanta ignominia!
Por Juan TH., periodista.
Por Juan TH., periodista.
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