Por Manuel Hernández Villeta.
ATMÓSFERA DIGITAL,
SANTO DOMINGO.- No estoy de acuerdo con
el ministro de Interior y policía que aboga para que se dé una comunión
de esfuerzos entre la Policía y los fiscales. No puede haber más trabajo
conjunto que el actual, donde en cada acción de la policía tiene que ir un
asistente fiscal.
Lo que garantiza la objetividad de la justicia es que
sopese la policía cumpla con su rol de
auxiliar y persecutora del crimen. A la
uniformada le toca hacer en primera instancia el expediente que lleva al
detenido donde el fiscal, y de allí a un juez que conozca la medida de
coerción.
La tarea del asistente fiscal se cumplió al acompañar a la
policía en la investigación, el allanamiento y la detención. Pero no se puede
confundir, no es un agente policial, su misión es garantizar que se respete el
derecho de los detenidos y que las pruebas sean reales y sólidas.
La fiscalía tiene que
cumplir su rol de juez de la querella.
Es la que tiene en sus manos la disponibilidad de dar paso a un tribunal
o poner en libertad. Cada quién debe jugar su rol. La policía es un auxiliar de
la justicia y su papel es perseguir el crimen y detener a los implicados, no es
juez ni fiscal.
La fiscalía no puede pedir permiso a la policía ni ser su
aliado, sino sencillamente verificar si las pruebas sometidas tienen base
jurídica, si se obtuvo una confesión por medio de la violencia, si se
vulneraron los derechos del reo, y si se puede seguir con el proceso.
Ahora bien, para que haya una total independencia de las
acciones de la policía y la fiscalía es necesario crear la Policía Interna,
como una dependencia de la Procuraduría General de la República. Todos los
agentes que se han visto envueltos en hechos de sangre, o indelicadezas de
cualquier género, deben ir a la Policía
Interna. No solo para investigarlos, sino para ayudarlos sicológicamente.
La pena de muerte no está contemplada en el Código Penal
Dominicano. Un intercambio de disparos tiene que ser investigado de manera
independiente. Los fiscales de una Policía Interna no pueden ser agentes y
estar en la misma guagua de los uniformados. Independencia de acciones, para
que haya un florecimiento de la justicia.
A la policía no se le puede atar las manos al enfrentar el
delito. En ocasiones tiene que usar la fuerza de la macana, y aún más la fuerza
letal. Son decenas de agentes policiales muertos en cumplimiento de su deber, y
otros que han resultado con heridas y traumas.
No soy enemigo del intercambio de disparos, sino que se
aplique en circunstancias especiales y cuando no hay más alternativas. El
nombre no lo es todo: Dirección General o Jefatura. El trabajo conjunto no
garantiza objetividad. Lo que hoy se necesita es la Policía Interna adscripta a
la Procuraduría General de la República, y que cada quién cumpla su rol. A
veces hay cortesías después de saborear un almuerzo criollo, en la inauguración
de un comedor de 40 millones de pesos. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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