Por Tony Pina.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El movimiento periodístico
Marcelino Vega emergió como la fuerza gremial más sólida y aglutinadora de los
comunicadores sociales en las últimas décadas, no porque fuera un
"héroe" quien diera origen al nombre sino porque luego se desgastó en
gestiones estériles y sin ningún pedestal de gestión académica.
Marcelino Vega fue un reportero cuyo mérito más manido fue
morir a manos de la barbarie policial de 1981 cubriendo incidencias de
confrontaciones populares en barrios de la parte alta de la ciudad, pero no era
un periodista con un pensamiento político.
En sus más de 20 años de creado el movimiento perdió en dos
ocasiones la hegemonía del gremio: Una cuando Oscar López Reyes, director de la
Escuela de Periodistas de la Universidad O y M, y ahora cuando un grupo de
periodistas decidimos formar tienda aparte, interpretando el sentir de la
mayoría de los periodistas.
Con un grupo de periodistas colegiados fundadores del movimiento Marcelino Vega,
decidimos apartarnos de esa corriente que se había alejado de los principios
que le dieron origen, llegando al extremo de dirigir un gremio como si fuéramos
una manada de vacas y bueyes.
Tuve que desistir de encabezar una plancha porque carecía de
los recursos para materializar un buen equipo, pero no me quedé de brazos cruzados:
acepté formar parte de la plancha Convergencia, la cual era tildada de
oficialista por los marcelinistas y hasta llegaron a acusarme de
"gobiernista" cuando acepté el cargo de Secretario General.
Sin embargo, por andar vestidos como los camaleones fue que
cayeron en la trampa. Éramos "gobiernistas" para una cosa, mientras
todos los marcelinistas están en la nómina pública.
En ese trajinar, armamos las estrategias de nuestra plancha.
¡Qué bueno es así! Fingian ser "opositores" y por
abajo lograron que el gobierno pensionara a un grupo de periodistas sin dar a
conocer la noticia a través de los medios de información pública.
¡Bárbaros, aún no se
sabe el número de la Gaceta Oficial contentiva de las pensiones!
Ante semejantes camaleones haciéndose pasar como angelitos,
decidimos actuar y nos dispusimos a concretar la operatividad del equipo
Sabíamos que contábamos con el apoyo de los jóvenes
periodistas egresados de las universidades y también con los periodistas
veteranos.
En ese sentido, Luis García, estratega nuestro, desde mucho
antes de la fecha de las elecciones, me designó delegado en la Universidad
Autónoma de Santo Domingo (UASD) donde regularmente ganaba el Marcelino Vega.
Pero hasta ahí llegaron: de 128 votos en este recinto, apenas
lograron 54.
Lo mismo pasó en Hato Mayor,
el pueblo donde era oriundo Marcelino Vega. De 10 votos, incluyendo los "sobrinos y primos"
del difunto periodista, les ganamos 7 a 3. ¡Qué pela!
Las elecciones de los periodistas fue una clara derrota de un
grupo que se enseñoreó en el poder y manejó el CDP de la manera más burda.
Es posible, dependiendo de nuestro trabajo, que este haya
sido el final del Marcelino Vega. (Tony Pina)
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