Por Guillermo Carám.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Titulamos esta
colaboración inspirado en el discurso de Martin Luther King (MLK) durante la
trascendental marcha pro-derechos civiles escenificada en Washington,
agosto/1963.
A pesar de dificultades en su lucha contra la segregación racial,
MLK persistía soñar con una nación que “se pondrá de pie…”, fraternalmente,
sustentada en la “reputación” y no en el color de piel.
Un sueño realizado
progresivamente, a juzgar por mayores posicionamientos de la raza segregada.
Aquel discurso reafirmó importancia y viabilidad de sueños
ilusiones, utopías y propósitos inspiradores de acciones conducentes a
resultados relacionados al mejoramiento de la condición humana. Sueños,
ilusiones, utopías y propósitos, que se acentúan en circunstancias especiales
como al advenir un nuevo año.
Nos vino a la memoria tras un sueño real en que contrastaba
progresos pregonados por sociopopulistas vs. ejecutorias y realizaciones de
políticos prudentes y moderadas.
En la duermevela sobre el aquí y ahora dominicanos, soñamos
con autoridades abandonando actitudes, conductas y procederes, irrespetuosas
del rol que están llamadas a desempeñar: Dejando de pregonar lo que están
obligados a hacer, de emprender operativos a los que hay que acudir tras sus
propias negligencias institucionales, de firmar convenios de colaboración para
cumplir responsabilidades previamente consignadas en leyes; renunciando al
autoelogio o al elogio mutuo, a actuar para exhibir mediáticamente lo que están
obligados cumplir.
Que entiendan que sus obligaciones no se limitan a elaborar
planes estratégicos, celebrar talleres y seminarios, cambiar logos, anunciar
medidas futuras en lugar de realizaciones. Que no se vanaglorien de resultados
mayores a pasados, presentando como récord el normal crecimiento vegetativo de variables.
Soñando más profundamente arribé a un buen gobierno. Sensible
a penurias ciudadanas, que sirva al ciudadano en lugar de sacar provecho de
ellos Que gaste menos y mejor. Que cuide nuestro patrimonio y seguridad.
Pero también con una oposición centrada en cuestiones
fundamentales. Una buena oposición para forzar buen gobierno (Manuel Azaña).
Que abandone rencillas internas consumidoras de energías “matando mosquitos
cuando se está cazando leones” (Joaquín Balaguer). No distraída y entretenida
monotemáticamente en temas que decidarán otras instancias (ley de partidos).
Centrada en “poner de pié” la nación como soñó MLK.
Soñé con mi partido, Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), estructurando un discurso opositor
basándose en su doctrina socialcristiana y en ejecutorias reformistas centradas
en disciplina fiscal, endeudamiento comedido, incentivos para incrementar
producción y generar empleos, programas sociales no discriminados con tarjetas,
orden territorial, preservación ambiental, identidad nacional, etc.
Y que ese discurso, debidamente socializado con la
ciudadanía, sirva para emplazar al gobierno, sistemáticamente, a rectificar
políticas y procederes.
Sobre todo para evitar la detonación de crisis cuando
nuestros financiadores y/o acreedores nos formulen exigencias que no podamos o
debamos cumplir.
El autor es economista y dirigente del Partido Reformista
Social Cristiano. Reside en Santo Domingo.
Publicado por Robinson
Castro.
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