Dirigente Deportivo Nacional
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El 28 de enero de 1946 se reunió en
las oficinas de la Dirección General de Deportes (DGD), el Comité Gestor para
la creación del Comité Nacional Olímpico (CNO) provisional, con la finalidad de
elegir de manera permanente el Comité Nacional Olímpico (CNO), de acuerdo a las
normas internacionales.
Una de las primeras disposiciones de
ese Comité Ejecutivo presidido por el ingeniero Frank Hatton, quien además
desempeñaba las funciones de Director General de Deportes, fue designar a Don León Sturla como delegado técnico ante el congreso que se celebraría
el 02 de febrero de ese mismo año, en la ciudad de Barranquilla, Colombia,
donde se darían a conocer todos los detalles técnicos de las competencias de
los Juegos Centroamericanos y del Caribe de ese año.
Esas dos acciones institucionales
marcan los inicios formales del Movimiento Olímpico en el país. Desconocer
ambos hechos y no incluirlos de manera formal como los antecedentes claves de
nuestra historia olímpica, es negar una parte fundamental de la existencia
deportiva dominicana.
Del grupo convocado y que se reunió
en 1946 en las oficinas de la Dirección General de Deportes (DGD) por
instrucciones de los organismos de dirección del estado dictatorial, la
dirección del naciente Comité Nacional Olímpico (CNO) quedó conformado de la
siguiente forma: Frank Hatton, presidente; Don Braulio A. Méndez L., vicepresidente; Don Enrique Ripley A. (Bebe), Secretario; F. Humberto
Gómez Olivier, tesorero; vocales: Máximo Llaverías Martí (Max), Don Manuel
Neptalí (Tafneli), Rogelio Lamarche Soto, Don Juan Bautista Lamarche, Don
Luis A. Vicioso, y Don Néstor González. De igual forma, fueron designados en
condición de asesores, los señores: Don León Sturla y Don Fernando Vicioso
(Bolo).
Posteriormente y mediante el decreto 4576, de fecha 16 de febrero de 1959, Don Rodolfo Bonetti Burgos
(Birrito), sustituyó a Don Antonio Mañón Ramírez en la presidencia de la
organización. De modo que también hubo otro decreto u otra disposición que
también cambió de la presidencia del Comité Nacional Olímpico (CNO) a Frank Hatton.
El 16 de abril del año 1959, mediante el decreto no. 4727, la dirección tiránica trujillista también nombró a Juan Evaristo Gautreaux y Abad Henríquez como secretario y vocal, respectivamente, del referido organismo olímpico dominicano.
Señala el contexto histórico publicado por el Comité Olímpico Dominicano en su plataforma multimedia, que ese fue el último decreto de la tiranía en relación con el Comité Nacional Olímpico y sus actividades.
El 16 de abril del año 1959, mediante el decreto no. 4727, la dirección tiránica trujillista también nombró a Juan Evaristo Gautreaux y Abad Henríquez como secretario y vocal, respectivamente, del referido organismo olímpico dominicano.
Señala el contexto histórico publicado por el Comité Olímpico Dominicano en su plataforma multimedia, que ese fue el último decreto de la tiranía en relación con el Comité Nacional Olímpico y sus actividades.
En el caso particular del deporte y
la recreación dominicanos, llevar a cabo una labor de tanta trascendencia ante
los ojos represivos de la más sangrienta dictadura del continente en esos
tiempos, constituía un hecho relevante en beneficio de la juventud y su
crecimiento físico e intelectual.
Para nadie es un secreto en el país, que
muchos de los cargos desempeñados por funcionarios de la era trujillista eran
impuestos a su gusto y profesión. Nadie en ese ambiente represivo osaba negarse
a ocupar una responsabilidad pública ante el llamado inminente del dueño de la
nación.
Como podemos notar, y sin ser
expertos en historia deportiva dominicana, entre los integrantes del Comité
Nacional Olímpico de esos primeros 16 años de gestión,
encontramos figuras que han sido vitales en el crecimiento de las actividades
del músculo y la mente en el país.
En otros casos, descendientes de estos han
ocupado cargos en Federaciones Deportivas, en Comités para el montaje de eventos
deportivos nacionales e internacionales, e incluso, han ocupado funciones en el
ejecutivo, y en comisiones especiales del mismo Comité Olímpico Dominicano.
En
ese orden me extraña, y creo que a una significativa parte de dirigentes
deportivos, cronistas, atletas, entrenadores, y simples aficionados del deporte
nacional, que el Comité Ejecutivo del Comité Olímpico Dominicano haya decidido
situar en 1962 su fecha de fundación, cuando realmente corresponde al año 1946.
Como sabemos, los antecedentes históricos
de muchas de nuestras instituciones y la de naciones hermanas del continente y
el mundo, han correspondido a períodos sangrientos de gobiernos y dictaduras
que en un momento dado han tomado decisiones políticas circunstanciales, porque
entienden que las mismas pueden favorecer sus ejecutorias gubernamentales de
ese momento. Al parecer eso entendió el régimen trujillista cuando decidió en
1946 que un grupo de ciudadanos se reuniera para crear esa primera estructura
olímpica nacional.
De 1946 hasta el 1962 transcurren 16 años en los que el país participa en los Quintos Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Barranquilla, Colombia. También en
1954 la nación participó en los juegos centroamericanos y del Caribe,
celebrados en la ciudad de México.
Tanto en 1955 como en 1959 participamos con
delegaciones en los juegos panamericanos de México, y Chicago, Estados Unidos,
respectivamente. Junto a estos eventos olímpicos, debemos incluir otros de
disciplinas y eventos independientes, como el mundial de béisbol en 1948,
celebrado en Managua, Nicaragua. Aunque desarrollados bajo un régimen de
fuerza, esos esfuerzos logísticos y técnicos de nuestros primeros dirigentes
olímpicos, constituyen el antecedente directo que da lugar al Comité Olímpico
Dominicano actual.
Posiblemente ninguno de esos primeros
integrantes del Comité Nacional Olímpico (CNO) deseaba integrarse a los
trabajos de una entidad tan especial y particular como esta, pero debieron
atender el llamado obligatorio de una dictadura que no aceptaba la palabra “NO”
como respuesta ante cualquiera de sus objetivos estratégicos.
Mal haría el conjunto de hombres y
mujeres que hoy dirige el Comité Olímpico Dominicano, si desconociera el
esfuerzo personal y colectivo que esos primeros dirigentes olímpicos del país
hicieron en favor de la juventud dominicana.
Esa herencia que luego de
decapitada la dictadura podría considerarse “Maldita” dentro del movimiento
deportivo dominicano, es indudablemente nuestro punto de partida hacia la
trayectoria fecunda que luego de setenta y un (71) años han desarrollado
nuestros atletas, dirigentes y entrenadores.
Tanto el Comité Olímpico Dominicano,
sus estructuras de base y el Ministerio de Estado de Deportes y Recreación,
deben de llevar a cabo un acto de desagravio institucional a esos hombres que
implementaron nuestros primeros 16)} años de carrera olímpica.
Ese
acto de buena fe, que podría ser materializado bajo el mayor protocolo
deportivo, establecería en 71 la edad del nacimiento del
Comité Olímpico Dominicano, y no en 55 como actualmente
señalada la infraestructura multimedia del mismo.
Ambos organismos, sus cuadros
ejecutivos y técnicos deben reconocer que ese antecedente es el real y
verdadero origen del Olimpismo Dominicano.
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