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La Raza Inmortal

Por Manuel Hernández Villeta.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Los ideales de la Raza Inmortal no se expandieron con la fuerza necesaria para la toma del poder. Ideas pueden ser atractivas, reales, progresistas, democráticas, pero la finalidad es conseguir el poder para desarrollarlas.

Los expedicionarios del 14 de Junio de 1959 enfrentaron a Trujillo en el inicio de su etapa de decadencia, pero con unas fuerzas armadas unidas y una parte de la población sometida a su mandato.

Ese gesto no fue suficiente para lanzar al pueblo a la lucha armada contra Trujillo. Fue necesario un movimiento para la eliminación del tirano, surgido desde las entrañas del régimen. Trujillo fue ajusticiado en una acción armada de un puñado de valientes hombres, pero no fue echado por el pueblo en armas.

Los expedicionarios del 14 de Junio obtuvieron una victoria y una derrota. En lo físico, en los aprestos militares, fueron derrotados por las tropas del tirano. Casi todos murieron  en medio de torturas y desconocimiento total a los derechos humanos. Nunca se juzgó a sus verdugos, a pesar de que muchos eran muy conocidos.

Pero las ideas no se matan con el plomo. El estandarte principal de los hombres del 14 de Junio era reivindicar la libertad, y poner fin a la tiranía. Eso no sucedió. Se abrieron puertas de libertad, pero muy efímeras. No se olvide la etapa de anarquía luego de la muerte de Trujillo, las primeras elecciones libres, y el posterior golpe de Estado a Juan Bosch.

Desgraciadamente en 60 años nadie ha reivindicado desde el poder los ideales de los hombres de la Raza Inmortal. Manolo Tavarez Justo tomó el fusil y se fue a la montaña. Un sacrificio histórico, que no cambió la correlación de fuerzas de su época.

Pero en el 1965 se levantó la consigna de Libertad y Constitución, para enfrentar al gobierno del triunvirato y los jerarcas militares. Quedó también trunca. Mucho heroísmo, pero no pudo tomar el poder. Los efectos colaterales produjeron a un doctor Joaquín Balaguer apoyado por los norteamericanos.

Dos grandes acontecimientos político-sociales marcaron el siglo XX: la llegada de los expedicionarios del 14 de Junio y la Revolución de Abril. Hoy estamos en deuda con los que vertieron su sangre, los que abonaron las tierras dominicanas cayendo para nunca más levantarse.

La vida es una posta. Nos toca nuestra coyuntura, nuestro momento, y de inmediato debemos entregar el pase al que nos queda cerca. Ellos cumplieron, fallaron las nuevas generaciones. Las divisiones, los egos, las principalías, todos conspiraron para abortar los ideales patrios de los que  lucharon por la libertad.

Hoy se necesita unidad y nuevos derroteros de lucha, para poder llevar a cabo una verdadera reforma de la vida pública dominicana, y sobre todo, dar pasos certeros al desarrollo económico y el florecimiento de la democracia. Hay un compromiso doble, Seguir el ideal de los que se inmolaron, y también abrir trocha al futuro de la juventud de hoy.  ¡Ay!, se me acabó la tinta.

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