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Donde está la esperanza?


Por Manuel Hernández Villeta
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- A los dominicanos se les tiene que insuflar la esperanza en el porvenir. Trabajar hoy a tiempo completo, para hacer viable un mejor futuro colectivo. En ocasiones da la impresión de que  la República Dominicana es un conglomerado estancado y sin piernas para seguir caminando.

Si se hace una encuesta, una gran mayoría de dominicanos perdió la fe en  lo que viene. Para rescatar las esperanzas, hay que comenzar a trabajar desde hoy. El futuro da sus primeros pasos en el día de hoy.

No hay futuro, si hoy no se trabaja y se piensa. Si el dominicano de este momento se encuentra sumergido en la desesperanza y en el abandono, bajo ninguna circunstancia estará pensando en un amplio programa de desarrollo.

No hay amor al trabajo, donde cunde el desempleo. Si la mayoría no encuentra donde vender su mano de trabajo o su capacidad intelectual, entonces estamos en un círculo que será difícil romper.

Las instituciones por siempre han sido de barro. Se han convertido en la imagen y semejanza de unos poderosos de turno. Hoy hay que fortalecer a las instituciones. Sino entraremos a vivir en la ley del más fuerte, y el sálvese quien pueda.

Y ese no es el camino de una sociedad civilizada. Hay que comenzar salvando a la justicia. Alejar los dedos que le señalan la comisión de irregularidades y de favorecer impunidades. La justicia tiene a muchos representantes serios y dignos, sin colas que le pisen, pero hay manzanas podridas, y estas deben ser sacadas del sistema.

No ser eliminadas por simples suposiciones, sino en la verificación de su norma de acción. A los fiscales o magistrados que los señalan, que se presenten pruebas en su contra. Es necesario verificar cada caso, porque si se implementa la ley de la vendetta,  se desacreditará la limpieza judicial.

También los organismos de seguridad  pública tienen que ser reforzados, y sacar de su entorno cualquier asomo de irregularidades. Estos organismos son auxiliares de la justicia, y no están llamados a aplicar justicia con sus manos.

Proponemos dos soluciones in-situ a los problemas judiciales y de investigación del delito. El Procurador General de la República debe ser nombrado por el Senado o la Suprema Corte de Justicia, y no por decreto del Poder Ejecutivo. Hay que también crear  la Policía Interna, con fiscales adscritos a la Procuraduría.

Esta también el tema de la educación. Nadie está trabajando para mejorar la docencia. La mayoría de los que aspiran a ser maestros titulares, son rechazados por falta de capacidad. El gremio  educativo tiene líneas tremendistas y a horas de comenzado el año escolar hace una paralización de labores, para realizar un mitin frente al ministerio.

Si no se acaba con estas distorsiones, los dominicanos seguirán sin tener confianza en instituciones, personalidades y políticos. Estemos alertas y pongamos cuidado  de que un mago   de verbo florido venda orden y disciplina, y en realidad de un zarpazo que ahogue por siempre la libertad y la paz. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

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