Subscribe Us

 


Apuntes del transfuguismo


Por Manuel Hernández Villeta.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Si los partidos políticos carecen de  diferencias ideológicas, nada ata a sus miembros y dirigentes para que salten a donde le dé la gana. A los grupos partidistas nada le da diferencias. Todos prácticamente son iguales, defienden los mismos intereses, y carecen de programas de gobierno.

Hay una ley sobre transfuguismo, pero la misma es insustancial, vana, sin verdadera visión política. No tiene ninguna importancia que de un partido sin estructura ideológica, una persona se vaya a otro.

El partidismo dominicano es un negocio, donde se venden y se compran votos, donde los vaivenes están marcados por los intereses personales. Ni siquiera en su listado de trabajos prioritarios, los partidos tienen respuestas a las condiciones generales de la mayoría.

Además, a nadie se le puede atar de manos a un partido que ya no le representa. Poner por ley esa atadura es un contrasentido y una violación constitucional. Si los partidos fueran sólidos y representativos, la gente lo pensaría antes de dar un paso en falso.

Sobre lo que si se debe legislar, es en torno de quien es el dueño del cargo electivo: el partido o el candidato. Aquí no está bien claro esto. No se sabe si quien tiene la responsabilidad de preservación del cargo es el partido, o el ciudadano que es electo.

Constitucionalmente este punto tiene que ser aclarado. Se da el caso de senadores, diputados, síndicos y regidores que se van de un partido político y se llevan la candidatura. Tienen inclusive el reconocimiento electoral para formar  un bloque independiente.

Es un contrasentido de que el legislador pueda ser dueño de su cargo electivo y llevárselo en el brazo, sin que se le aplique una pena, pero se cuestiona a un político que abandone al partido donde aspiró a un cargo.

Debe ser inviolable la libre expresión y autodeterminación de las personas. Nadie puede estar atado a un grupo que no le represente. Se puede ir donde le venga en gana. Si usted milita en una iglesia evangélica, y no le gusta el pastor, váyase a donde quiera. Lo mismo con la iglesia, si es católico y se quiere meter a evangélico, palante, es su derecho.

No creo que se de en la República Dominicana el transfuguismo. Aquí lo que se da es un sistema de partidos carcomidos por el arribismo, la falta de programas, la desorganización, la ausencia de mira a futuro. Lo que no se puede hacer es atar a un ciudadano a un grupo que no quiera pertenecer. Todos somos libres, y luchamos para que no se nos pongan esposas y se nos troche el camino de la libre determinación. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

Publicar un comentario

0 Comentarios