Por Germán Pérez.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Transcurridas las primeras
horas de las primarias del domingo, acto seguido Leonel Fernández y su ejército
minoritario, cantaron fraude, lógicamente al quedar establecido que perdieron
la nominación presidencial de Gonzalo Castillo, el presidente Danilo Medina y
el sector mayoritario dentro del Partido de la Liberación Dominicana.
Esa misma
noche del domingo, Fernández prometió al país presentar las pruebas de dicho
fraude en su contra. El lunes, también en la noche, habló por radio y
televisión, pero no aportó nada, hizo un papelazo, indigno de su tamaño
político. Nos defraudó a todos.
Al parecer Leonel Fernández habló de oídos, por boca de
ganso, se alimentó e insufló de las cuerdas de algunos seguidores revoltosos y
desenfrenados.
Los días siguientes
han ido desmontando sus conjeturas, y dejando bien claro que no hubo
trama ni golpes bajos contra su proyecto político, lo que sitúa su desbordado
accionar en una infeliz pasarela propia, de novatos o engreídos actores.
Sencillamente lo que ocurre con Leonel Fernández y su grupo sedicioso es que no
estaban preparados para la derrota, solo tenían en su cerebro el disco duro de
la victoria, como fuera, por las buenas o por las malas, pero se les quemó el
disco y el cerebro les falló.
Publicaron una encuesta que le asignaban un 69% de simpatía
popular para ganar dichas primarias, pero no alcanzaron ni el 50%. ¿Y entonces?
.Ni una ni la otra, todo se les esfumo, tal se derrite un velón de cera con el
furor del potente fuego. O mejor dicho, no pudieron volar tan alto como el
Águila, solamente a medias como un gorrión herido de muerte.
No obstante, creo fervorosamente que Leonel Fernández es una
gran líder político del país, por lo que si quisiera emular a su referente
histórico, el inmenso Nelson Mandela, jamás debe sujetar su éxito presente y
futuro a los resultados adversos a su causa de la contienda interna del domingo
6 de octubre. Los liderazgos sólidos y emblemáticos, saben asimilar los golpes
de la vida y reponerse a las contrariedades, sinsabores y derrotas.
Y si tiene a Dios Padre como razón, guía y dueño de su
existencia, deben aceptar con humildad, decoro y nobleza interior que nadie
está en capacidad de superar y vencer sus designios. Y, por ello, deben estar
conscientes de que es El quien da la victoria, el fracaso, la vida y la muerte,
la riqueza y la pobreza.
Considero, pues, que a Leonel Fernández aún le queda vida y
oportunidad para aportar mucho a este país, por lo que debe despojarse de la
soberbia y el egoísmo irracional; aceptar su derrota y permitir tranquilamente
que Gonzalo Castillo y Danilo Medina conduzcan el éxito electoral del PLD, en
mayo del 2020.
Fernández sabe de sobras que ahora jamás podrá ganar, que le
esperan otras oportunidades, y que él no es el Mesías, ni el dueño de la
existencia humana en esta media isla, ni de la razón y decisiones de todos.
Sencillamente, usted perdió y punto…
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