ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- De qué tamaño es la ambición
de Leonel Fernández que pierde unas primarias, trata de desacreditar a la Junta
Central Electoral (JCE) y pone en peligro la estabilidad económica y
democrática del país?
Todo se ha cumplido como lo he planteado desde el 6 de
octubre de 2017 en aquel artículo publicado en el Listín Diario, titulado
“Leonel pelea o lo aplastan”, por lo que invito a los lectores habituales a
contar conmigo las estrellas, porque ya pasó la tempestad, aunque quedan
algunos torbellinos que no tienen posibilidad alguna de provocar una
inundación.
Como pronostiqué, Leonel ha sido derrotado y por ahí anda
explicando su derrota con reclamos más dignos de guiones de películas de
aventuras que argumentos políticos y tecnológicos.
Desde hace dos años y cada viernes, vine analizando la
actualidad nacional en su perspectiva, y expuse que la fuerza política que
acaudilla Danilo Medina en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD),
bloquearía el regreso de Leonel al poder, al menos, como candidato de ese
partido.
Y dije que Danilo lo haría como candidato a la reelección u
oponiéndole a uno de los suyos para derrotarlo.
El resultado era el mismo: Leonel no podría pasar a ser
candidato del PLD porque Danilo, que estaba ahí para impedirlo, efectivamente
lo impediría. Y lo impidió con la contribución inexplicable de las acciones
torpes del propio Leonel y sus acólitos.
Cometí el infantilismo de sugerirle a Leonel que el único
camino que lo podía colocar en perspectiva de ser un candidato con capacidad de
competir, era que en ese momento -hace dos años- saliera del PLD, rectificara
sus errores ante la corrupción, sus políticas neoliberales que enajenaron los
activos estatales y propiciara un espacio de amplia participación social de los
sectores populares. ¡Le pedí que se reinventara!
Mi error fue entrometerme, gratuitamente y sin pedirlo, en
las atribuciones de gente muy bien retribuida -y que se aprovechó golosamente
del poder- durante su gobierno y que siguen como asalariados de su fundación,
que ahora es tanto académica, como sede de su fuerza política, donde se reúne
diariamente su tribu.
Su respuesta a mi planteo -nadie más hablaba de eso- fue
reiterativa en aquello de que “El PLD irá unido a las elecciones y las ganará
en la primera vuelta”.
Puedo citar decenas de títulos de análisis míos en los que
advertía que Leonel caería derrotado con las mismas armas que él utilizó contra
José Francisco Peña Gómez, Hipólito Mejía, Miguel Vargas Maldonado y Luis
Abinader, pero ese recurso lo utilizaré en otro formato y en otro momento
porque aquí y ahora no vale la pena recapitular.
¿Por qué perdió Leonel?
Leonel perdió las primarias porque Danilo, con todo el poder
que acumula y que le opone, no le permitió que franqueara el camino de retorno
al Palacio Nacional y con sus últimas actuaciones (Leonel) se ha colocado mucho
más lejos que nunca de lanzar una contraofensiva victoriosa.
Tenía a Danilo de frente y frontal, pero confió en que
dándole consejos acerca de cómo debía terminar para ser un modelo ante la
historia, pensando en que sería un tonto que le facilitara a Leonel regresar
para humillarlo (a Danilo), aplaudiéndole las buenas decisiones (como
establecer relaciones con China) y guardando silencio ante las malas decisiones
(como reconocer a Guaidó en Venezuela), sin criticar ninguna ejecución errática
del gobierno.
En fin, la “actuación” de Leonel se puede resumir en una
suerte de acciones políticas a conveniencia para no molestar al Príncipe, y
cada vez que fuera posible, deleitarlo, marearlo para que le franqueara el
paso. ¡Iluso!
El problema es que Danilo supo aprovecharse convenientemente
de los elogios y de los mutismos, sin necesidad de hacer concesiones ni bajar
la guardia ante un águila (Leonel) que sobrevolaba silenciosa sobre el Palacio
Nacional, con un programa oculto que incluye la terrible venganza de los
Sicarios del Honor Ajeno contra el danilismo.
Goteó en 64 días
Leonel cayó vencido en 64 días por un Gonzalo Castillo
elemental, sin rubicundas alocuciones y apelaciones históricas de la antigua
Roma o la culta Grecia, porque tenía tres atributos imbricados: era el hombre
de Danilo y el poder, oponía una humildad natural a la aristocracia ensayada y
plagiada de Leonel, y en el país hay un cansancio grande ante el intento de los
caudillos de hoy de convertirse en los Santana, Báez, Lilís y Trujillo de los
siglos diecinueve y veinte.
Eso explica su derrota y yo creo que la tenía bien merecida.
¡Váyase en paz, mi compadre, y deje a las nuevas generaciones que definan su
futuro!
Naturalmente, en un país donde los que participan en la
política y los que opinan acerca de ella son “elementales” -no conozco a ningún
dominicano que haya hecho una experiencia participando aunque sea como ayudante
en algún gobierno de un Estado democrático real en cualquier parte del mundo-,
cada derrota provoca una crisis y los seguidores del derrotado son tan tontos
que creen las novelas que él elucubra durante sus noches de insomnio porque
sabe que perdió la oportunidad de volver a controlar el Presupuesto General del
Estado, que es su verdadera ideología y su programa máximo.
Le sugerí a Leonel que se fuera en 2017, no me escuchó, y
todo parece indicar que ahora se va cuando es un exinanido. La información que
tengo es que está haciendo maletas para acoger el consejo que le dio el doctor
Marino Vinicio Castillo y sus aguerridos hijos, de que se vaya del PLD. Hacerlo
ahora es un error muy costoso a cambio de nada.
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