ATMÓSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Yo, Juan Taveras
Hernández, Juan T H, dominicano, mayor de edad, portador de una cédula y una
residencia en la circunscripción número uno del Distrito Nacional, decidí
levantarme temprano, con mis documentos
bien resguardados para que no me los roben, para ir a votar por Carolina Mejía
Gómez, a quien conozco desde que tenía menos de la mitad de los años que tiene
hoy.
Votaré
por Carolina porque es capaz, honesta y trabajadora, que no se robará un peso
del pueblo, que sabe lo que debe y lo que no debe hacer, porque tiene un
compromiso con su familia (Hipólito Mejía, Rosa Gómez, Juan Garrigó, sus hijos,
sus amigos y con todos los capitaleños, no importa el color de su bandera
política, religiosa o económica.
No
vendo, presto o alquilo mi voto. Mi conciencia, mi trayectoria, mi corazón, no
tienen precio. Nadie me lo podrá comprar. No existe dinero que pueda comprar mi
futuro, el de mis hijos y nietos. Soy libre como las aves migratorias, vuelo
con mis propias alas. En la cabina de votación yo tengo el poder, yo decido por
mí y por los míos, por mi país.
Si
pudiera votar por todos los candidatos municipales de la oposición, con algunas
excepciones, lo haría, porque considero
que el cambio es necesario para poder avanzar y fortalecer la democracia, hoy
en peligro de muerte por el cerco de una dictadura de partido único encabezada
por Danilo Medina a través de sus títeres y testaferros corruptos
El Partido de la Liberación Dominicana tiene
que ser derrotado en estos comicios y en los venideros para sacarlo del poder y
pague sus culpas, que son muchas, algunas civiles y otras penales, unas por
corrupción y otras por impunidad.
Les
digo a los ciudadanos de todo el país que el voto es libre y soberano. Secreto,
por demás. Acepte todo cuando el gobierno le dé; dinero, alimento, materiales
de construcción, neveras, estufas, abanicos, televisores, planchas de cinc,
etc. Pero no olvide, todo es suyo, es con dinero del presupuesto nacional, con
dinero del Estado, con dinero de ustedes. Todo es suyo, hombre o mujer. Se lo
robaron a ustedes. Ahora se lo dan como migaja. No es un regalo, es una
devolución. Coja lo que le den, es suyo, pero no permita que lo extorsionen o
lo chantajeen, el voto es secreto, vote conscientemente, voto por el futuro.
Haga como yo, libre y soberano, votaré por Carolina Mejía.
El
que intenta comprar votos es un ladrón que merece ser castigado como tal por la
furia del pueblo. Un compra votos es un sinvergüenza sin escrúpulos, una
sanguijuela o sabandija, un insecto. Una
cucaracha de dos patas que merece ser aplastada.
De
San Valentín le regalaré a todos mis amigos y amigas una alcaldesa, la primera
en la historia de Santo Domingo, la primada de América: Carolina Mejía.
Y
en las próximas elecciones, congresuales y municipales votaré por el cambio,
votaré por Luís Abinader como presidente y por Faride Raful, como senadora. Ya
me imagino: Luís, presidente, Carolina, Alcaldesa, Faride, Senadora. Un lujo.
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