Luis Abinader, cómoda ventaja

Por Danilo Cruz Pichardo.

ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El economista Luis Abinader alcanzó, en los comicios del 2016, un 35% muy mal contado, con un PRM nuevo, un desprendimiento del PRD, que no estaba organizado en muchos municipios. Ahora la encuesta telefónica que hace Mark Penn/Stagwell le da un 39%. ¿Puede alguien que use la observación como técnica de investigación y tome el pulso político creer en esos resultados?

Algo más: ¿Puede alguien que use el método deductivo dar el menor crédito a esos resultados? Absolutamente que no, pues de forma desapasionada a ese 35% del 2016 hay que sumarle no menos de un 50% y haciendo comparaciones estadísticas con eventos anteriores se llega a la conclusión que Abinader está por encima del 50%.

Hipólito Mejía y el PRD obtuvieron un 47% en la contienda del 2012 y todos los analistas coinciden en que la fuerza del PRM es superior a la del PRD del 2012. Inclusive la intención de votos favorables a Abinader está por encima a la de Hipólito Mejía del año 2000, que logró un 49.87%

La media de los resultados de todas las encuestas creíbles, autorizadas por la Junta Central Electoral (JCE), otorgan a Luis Abinader un porcentaje algo superior al 50%. Pero en el hipotético caso de que el PRM baje del 50, pero se mantenga con 45% o más, las posibilidades de alcanzar el anhelado 50% son elevadas, toda vez que sólo se computan votos válidos emitidos.

Los porcentajes de indecisos y de abstencionistas sólo se cuentan en los estudios de opinión.

Recuerdo que la Gallup otorgó a Hipólito Mejía un 46%, días antes de los comicios del año 2000, y el PRD terminó ganando esos comicios. Los datos arrojados por Mark Penn, al hacerse por teléfono, generan un margen de error muy grande, por lo que sus estadísticas no sirven ni como herramienta de trabajo.

Es posible que Gonzalo Castillo haya aumentado unos puntos, pues es evidente que el PLD ha sacado provecho a la tragedia del Coronavirus. De ahí el afán de Danilo Medina de llevar el estado de emergencia lo más lejos posible y mantener un toque de queda que sólo ha servido para hacer campaña al candidato del oficialismo.