Subscribe Us

 


El periodismo se ha torcido


Por Fernando A. de León.
ATMÓSFERA DIGITAL, NUEVA YORK.- En una reciente columna del periódico El Día, su director, José P. Monegro, deploró el que profesionales de diversas disciplinas, y “busca vida”, usurpen la tarea del periodista.  Sin embargo, no se refirió al hecho de que el periodismo ha perdido su esencia, en lo ético.

Lo externado por el reconocido comunicador, calificado como un “bombazo”, ya había sido comentado por nosotros en las redes, y algunos artículos. En ningún momento, Monegro habló de cómo se han perdido las normas deontológicas legadas por nuestros mentores, universidades y escuelas de periodismo.

La caterva de comunicadores, entre ellos abogados, economistas ingenieros y demás, restan méritos a nuestra labor sin siquiera inmutarse la directiva del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP). Pero, además, ahora parecería que ser periodista es otra cosa.

Si no se escribe o comenta siempre sobre política o se politiquea, y uno no es noticia; no tiene amigos funcionarios, y no se está de acuerdo con el sistema (entiéndase el oficialismo y demás poderes fácticos); no se es periodista.

Si siempre, de acuerdo con nuestros principios nos tornamos nihilistas; cuestionamos tanto al funcionariado como ciertas políticas de la oposición, y desde nuestra trinchera hacemos una suerte de guerra de guerrilla periodística; entonces somos conflictivos y frustrados, pero no periodistas.

Si acaso, aun fustigando al gobierno de turno o estando de acuerdo con los que nos gobiernan, y por tráfico de influencias no tenemos ningún familiar laborando en el tren administrativo aunque haya otros profesionales tan calificados o más; no se entiende que seamos periodistas.

Si no socializamos y hacemos contertulios con sectores tan perversos como los que, cuyas iniciativas criticamos, no calificamos para ser periodistas. Si seguimos yendo a los barrios que nos vieron crecer, y no somos arrogantes y petulantes, ni nos desdoblamos hasta el extremo de aparentar ser “amanerados”; tampoco somos periodistas.

En resumidas cuentas, al margen de lo denunciado por Monegro, no sólo se ha usurpado nuestro oficio, también se ha torcido o difuminado lo que en principio deberíamos ser, como profesionales de esta inefable tarea.

El autor es periodista. Reside en Nueva York.

Publicar un comentario

0 Comentarios