ATMÓSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Independientemente de las definiciones que se ofrezcan
del reportero, se trata de un servidor
periodístico que trabaja, generalmente, para un medio profesional, con la
encomienda de cubrir fuentes y buscar informaciones que permitan construir
noticias novedosas, para ofrecer al público en las próximas horas.
La principal actividad de ese informador
público consiste en recolectar y presentar informaciones sobre eventos o acontecimientos novedosos, las que
puede difundir de forma instantánea desde el mismo lugar del hecho, sobre todo
si es para medios electrónicos o
virtuales, gracias a la diversidad de
tecnologías modernas que sirven hoy día de soporte al trabajo comunicacional.
Un reportero de un noticiario radiofónico
nunca requeriría de imágenes, basta con las grabaciones verbales de la fuente u
otros detalles que pudo registrar,
mientras si es de un diario impreso sería suficiente con la obtención de
los datos del evento y con fotos que puede hacer él mismo con una cámara
profesional o con la de su propio celular, si es de buena calidad. Sin embargo,
hay medios impresos, digitales y audiovisuales que regularmente separan las
labores del reportero de las de fotógrafos y de camarógrafos.
Con motivo de la pandemia del nuevo Coronavirus muchas fuentes han estado divulgando sus informaciones a través de
las aplicaciones Zoom, Skype y Google Meet, que son las líderes en vídeos conferencias y reuniones virtuales, por lo menos en la República Dominicana.
Es preciso aclarar que no es lo mismo un
reportero de televisión que de prensa escrita o digital. Las noticias de
televisión tienden a ser más breves y conllevan trozos de vídeos de la fuente o
del evento, los cuales introducen en los cortes. Mientras en los demás medios
se alternan citas de ideas textuales, en la televisión se combinan citas
de ideas con vídeos del hecho noticioso cubierto.
El reportero de un periódico impreso, en
cambio, nunca requiere de vídeos, aunque sí de fotos, buenas fotos. Además, las
noticias elaboradas para los periódicos, pueden ser más extensas, sobre todo
para los digitales, los cuales no tienen limitaciones de espacio.
Las noticias redactadas por el reportero
de televisión son leídas por el locutor del noticiario a través del
telepronpter, por lo que no tiene necesidad de mirar hacia abajo, como se
hacía algún tiempo atrás, cuando a las
informaciones se les daba lectura a través del texto impreso en papel.
Para darle mayor vida a las informaciones
televisivas muchas veces el locutor anuncia la transmisión en vivo del
reportero, quien supuestamente desde el lugar del hecho entrevista a una fuente
o da detalles de algún acontecimiento que acaba de ocurrir u ocurre en el momento
de la transmisión.
Hay que observar, empero,
que muchas veces se les miente a los televidentes del noticiario, al pasarle una entrevista con una fuente como
un hecho que ocurre en el momento,
tratándose de un acontecimiento acaecido hace varias horas. No es una
conducta seria.
El reportero tiene que ser una persona
hábil en la búsqueda y alcance de informaciones interesantes y ser, además,
buen entrevistador. Su cultura y sus buenas relaciones humanas con las
fuentes que cubre permitirían siempre más y mejores informaciones. El
reportero, en tal sentido, procura la
cortesía y la buena forma.
La falta de cortesía y el comportamiento
inadecuado afectan no solo el ejercicio profesional de ese servidor
periodístico sino su imagen y la propia del medio que representa.
El nivel cultural es un requisito en todo comunicador social para
su éxito profesional. La cultura suficiente se obtiene mediante la
investigación o la lectura ordinaria de toda clase de obras del conocimiento
científico. Tiene que crear hábito de lectura. Y es un deber el dominar los temas del área que cubre.
El reportero que cubre la justicia, por
ejemplo, requiere proponerse el conocimiento de nombres de leyes; si se
desenvuelve en el área económica entonces debía
dominar el lenguaje de ese importante mundo.
Desde el punto de vista ético ese
profesional tiene que observar extremo cuidado,
porque la credibilidad y el prestigio en la sociedad se alcanzan con buena
preparación intelectual, pero además con honestidad y crédito público. El
reportero, en ese sentido, debería mantener su independencia profesional,
evitando el recibo de ayuda y de regalos que lo comprometen ante determinadas
fuentes periodísticas. Está comprobado,
excepto en miembros de la familia, entre otros ejemplos, que todo el que da algo es a cambio de algún
servicio.
Ese es un tema delicado. Muchos
reporteros podrían exhibir un ejercicio independiente y una conducta apegada a
la ética, pero ese comportamiento implica un costo económico, máxime ante los
sueldos de miseria que reciben de los medios para los cuales ofrecen sus
servicios.
Se aconseja que ese informador público sea
cauto en extremo en la divulgación de los hechos tal cual ocurren, pues
distorsionar informaciones sobre acontecimientos determinados ocasiona daño a
su credibilidad y a la de su propio medio. Tergiversar, aunque sea por omisión,
muchas veces genera desmentido de parte de la fuente. Sus noticias requieren
tener un carácter veraz cien por ciento.
No se justifica, no obstante,
que en plena era digital, con
tantas tecnologías, en la que las palabras del entrevistado y su propia imagen
se graban, se cometan distorsiones por omisión. Si es por comisión expresa entonces ese
reportero se expone a la demanda judicial y lo menos que merece es ser
despedido del medio para el cual trabaja.
El reportero, de igual manera, debería ser
un conocedor del derecho de prensa. Dominar las normas que rigen el desenvolvimiento
comunicacional es de vital importancia
en todo profesional del
periodismo. Conocer las leyes
comunicacionales le evita incurrir en
violaciones que puedan exponerlo a
delitos de prensa y a conflictos
que afectan su imagen.
Todos los reporteros son periodistas, pero
no todos los periodistas son reporteros, aunque la mayoría de los periodistas
están en capacidad de trabajar desde la calle. Una de las cualidades con la que
debe contar el reportero es la juventud, para tener la movilidad física que
demanda el oficio. Algunos comunicadores, por razones de calendario, no están
en condiciones de correr detrás de un entrevistado, como suele ocurrir con los jóvenes.
Muchos informadores públicos trabajan en
la misma redacción, a lo que se le llama periodistas de planta, donde también están los editores de las
distintas secciones en que se divide un diario, los correctores de estilo,
columnistas o comentaristas remunerados (no simples colaboradores), el jefe de redacción, subdirector, director y
demás ejecutivos del diario.
Eso sí, ante cualquier emergencia en la que se requiera la cobertura
periodística de un hecho eventual, hasta
el propio director del diario tiene que estar en la disposición de salir
velozmente a buscar datos y detalles de ese suceso noticioso, donde de seguro
también estarían representantes de medios que son competencia.
0 Comentarios
Tu comentario es importante