Por
Danilo Cruz Pichardo.
ATMÓSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- En el año 1979, cuando el Huracán David, estuve en
“Noti-tiempo, el noticiario de Radio Comercial. Y mi labor consistía en
convertir en noticias notas de prensa, que eran simples documentos escritos a
maquinilla en papel bond 8 y medio por 11, que llevaban a los medios
personalmente, pues no había internet.
En esa época apenas había teléfono, también teletipo, pero este último era de
uso exclusivo de las agencias noticiosas y de los medios de comunicación social
para el recibo de los cables del exterior.
Quienes elaboraban esos documentos, que
también se les llama comunicados, no tomaban en cuenta el orden descendente de
los datos ni mucho menos las reglas estilísticas. Las notas de prensa tienen
que responder a estructuras comunicativas y a criterios de noticiabilidad.
A veces todo el contenido estaba expresado
en un solo párrafo --con pésimas
construcciones gramaticales--, por lo que había que descomponer y rehacer por
completo el documento, distribuyendo las ideas y determinando la jerarquización
o importancia de cada dato.
Hoy día los medios de comunicación no
cogen lucha y exigen que las notas o comunicados de prensa sean noticias
terminadas. Y los medios se reservan el derecho a publicarlas dependiendo de la
calidad de la redacción, que en ocasiones no es la mejor.
¿Por qué no es la mejor? Bueno, lo que
ocurre es que en algunos departamentos de Relaciones Rúblicas trabaja mucha
gente que de redacción periodística no sabe nada, empezando por ciertos directores,
pues todos los locutores, maestros de ceremonias, presentadores televisivos y todos aquellos
que tienen espacios en los medios electrónicos o en Youtube dicen ser
“periodistas” y no es así.
El periodismo es profesión universitaria.
Y los que redactan bien, sin pasar por las aulas universitarias, es porque se
entrenaron durante muchos años en las redacciones de los medios de comunicación
social, algunos de los cuales son eruditos, es decir, periodistas muy
instruidos e ilustrados. La verdad hay que reconocerla.
Se da el caso, muy común, de personas que
estudiaron comunicación social, mención relaciones públicas, que, como no les interesaba ser periodistas, nunca se
motivaron por el aprendizaje de la redacción noticiosa, sin darse cuenta que
una nota de prensa mal elaborada también repercute negativamente sobre la
imagen de la institución a la cual se le procura crear una idea favorable ante
la población.
He conversado con jóvenes que admiten que
no son buenos escribiendo, porque estudiaron Relaciones Públicas, pero ¿quién le dijo a usted que se puede ser
relacionador público sin saber escribir?
La culpa no es del relacionador público,
sino de la Escuela de Comunicación Social, por no poner los suficientes niveles
de redacción periodística al programa de estudios de los alumnos de Relaciones
Públicas.
Si muchos de los que estudiaron Relaciones
Públicas no califican para el puesto, menos pueden los locutores,
presentadores, maestros de ceremonias y productores de programas televisivos.
Hasta las megadivas, todas, casi todas, dicen ser comunicadoras sociales y
periodistas. ¿Dónde estudió usted señorita? O por lo menos ¿en qué periódico se
formó usted? Es un relajo, relajo que el Colegio Dominicano de Periodistas
nunca ha corregido. Esa usurpación no se da en la medicina ni en la abogacía.
La Ley 10-91 --que crea el Colegio Dominicano de Periodistas-- debe ser
reformada.
Lo que pasa es que el puesto de
relacionador público se asigna regularmente por influencia política, o de otra
índole, con el jefe de una institución pública o privada. Entonces, cuando le
van a dar un puesto a una dama que habla en televisión, de inmediato se piensa
en la dirección de relaciones públicas.
¡Bueno! Se puede ser buen director y en
ese caso procede que el relacionador
público, como gerente, se haga acompañar de un excelente equipo de
profesionales de la comunicación, incluyendo a redactores experimentados, para
que las notas o comunicados de prensa se elaboren cumpliendo con el rigor de la
pirámide invertida, las normas estilísticas y el uso correcto del idioma
español. Hay personas con vocación ejecutiva, saben trabajar en equipo y sacar
el mayor provecho posible a cada miembro, dependiendo de sus potencialidades.
No basta, empero, con que las notas de
prensa estén bien redactadas para ser publicadas. Esos comunicados regularmente
se envían al correo electrónico del redactor, al correo oficial del medio
informativo ( hasta por Whatsapp), pero
si el interesado no toma el teléfono --y hace una llamada-- difícilmente la
publiquen, porque se acumulan muchas notas de diferentes fuentes
institucionales, de líderes políticos, empresariales y candidatos a puestos
electivos. Ese problema se entiende.
Todos quieren dar a conocer sus actividades
y las notas de prensa constituyen un excelente medio para hacer Relaciones Públicas.
Algunas veces, inclusive,
haciendo la llamada telefónica no publican nada, por falta de espacio,
por prejuicios políticos o personales, por cansancio físico del periodista que
se encuentra en la redacción del medio y hasta por razones éticas que el lector
puede deducir.
Por
último, entrando en la definición, las notas o comunicados de prensa son
fuentes documentales, en cuanto a la forma, porque regularmente provienen de
fuentes fijas, que tienen su origen en
instituciones públicas, privadas y en personalidades de la vida política,
sindical, académica, empresarial, etc., que procuran la divulgación de las
ideas que aparecen en el documento. Ese texto tiene estilo informativo, pero no
será noticia hasta tanto sea publicado en los medios de comunicación social.
Ivy
Lee, padre de las Relaciones Públicas, fue el primero en emitir un comunicado
de prensa, aunque más tarde Edward Bernays popularizó la difusión de estos
documentos.
El
objeto de las notas de prensa es informar sobre actividades de un funcionario o
de acontecimientos de la institución que representa, si se trata de notas
institucionales, pues, como bien dije más arriba, también muchas personalidades
de diferentes áreas envían notas a los medios informando sobre asuntos de su
conveniencia.
Hay
funcionarios y personalidades públicas a quienes les gusta hacer prensa, pues
es un mecanismo para promocionar un desempeño supuestamente positivo. Y es
tanto lo bien que se habla de esa institución, de ese funcionario o de esa
personalidad pública, que la gente termina creyendo lo que se dice.
Sin
embargo, hay funcionarios y figuras públicas que optan por el bajo perfil, que
ni siquiera aceptan entrevistas periodísticas ni acuden a los espacios
televisivos de panel. Las razones de ese silencio solo ellos las conocen.
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