Por Danilo Cruz Pichardo.
ATMÓSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Muy acertado el pedido de la doctora Milagros Ortiz
Bosch, Directora General de Ética e
Integridad Gubernamental, al presidente de la Cámara de Cuentas para que no
renuncie e investigue todas las declaraciones juradas de los funcionarios públicos
tanto entrantes como salientes. Ese señor debe hacer algo antes de irse.
Es posible que la solicitud de Ortiz Bosch
se produzca con motivo del escándalo registrado con la ministra de la Juventud,
licenciada Kimberly Taveras, quien siendo una funcionaria de primer orden
simultáneamente era proveedora del Estado, a pesar que el Art. 14 de la Ley
340-06 le prohíbe realizar negocios con instituciones públicas. Además, esa
dama declaró una fortuna de 106 millones de pesos, los cuales tiene que
justificar ante la opinión pública.
Y es que quienes apoyamos el cambio
tenemos el derecho, un derecho moral, a
demandar transparencia y ejemplo ético en cada servidor público, máxime en un
organismo como el Ministerio de la Juventud.
Sin embargo, la Dirección de Compras y
Contrataciones Públicas, enmendó de forma oportuna la irregularidad, al
cancelar dos registros a nombre de la referida dama, lo que ratifica una vez
más el interés de las actuales autoridades gubernamentales de transparentar el
desenvolvimiento de los diversos órganos de la administración pública.
Disponer el cumplimiento del Art. 14 de la
Ley 340-06 es un hecho sin precedentes en nuestro país. Y el mérito es de Luis
Abinader, quien desde que llegó a la Presidencia de la República viene tomando
medidas de combate a la corrupción y a la impunidad. Dentro de esas
disposiciones hay que señalar la designación de Carlos Pimentel en Compras y
Contrataciones Públicas, quien es representante en el país nada más y nada
menos que de Transparencia Internacional.
Y como una forma de declarar la guerra a
la impunidad, el jefe de Estado también favoreció mediante decreto a Miriam
Germán Brito como procuradora general de la República. Y a su lado puso a Yeni
Berenice Reynoso y a otros procuradores que gozan de buena reputación pública.
Una prueba que las medidas no se inscriben
en el simple anuncio la constituye el plazo que el mandatario otorgó a los
funcionarios para que presenten sus declaraciones juradas so pena de ser
sancionados, como efectivamente ocurrió con más o menos una docena de
servidores, los cuales fueron suspendidos, sin disfrute de sueldo, hasta tanto
presenten la declaración.
El hecho, sin embargo, no se limita a la
presentación de declaración jurada, sino que los montos sean debidamente
justificados. Los 106 millones de pesos que Kimberly dice tener, con apenas 33
años y sin haber recibido herencia económica, tiene que explicarlo peso por
peso, para que los jóvenes dominicanos sientan orgullo de tener a una verdadera
representante.
Pero no se trata de nada exclusivo contra
la antigua directora del Distrito Municipal de la Guáyiga, donde devengaba un
sueldo de 35 mil pesos. Se exige cuenta clara a todos los funcionarios
entrantes y salientes, porque la idea del presidente de la República --y de todos los que le apoyamos en el
cambio-- es de transformar a la
República Dominicana, mediante la construcción de una democracia basada en
instituciones fuertes.
Y dentro de esas instituciones tiene que estar, naturalmente, una justicia que sancione a todos los dominicanos que violen las leyes, indistintamente de clase social, raza y creencia ideológica.
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