Por Danilo Cruz Pichardo.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Nadie quita méritos a la celebración de una conferencia de prensa en el Palacio Nacional para anunciar la cancelación de los contratos de suministro de asfalto, pues los mismos eran violatorios a la Ley 340-06, además de ser leoninos al interés nacional. La actividad periodística fue encabezada por el consultor jurídico del Poder Ejecutivo y por el director de Compras y Contrataciones Públicas, Antoliano Peralta Romero y Carlos Pimentel.
Pero muchos medios de comunicación social se quedaron esperando anuncio sobre la ingeniera Kimberly Taveras, ministra de la Juventud, quien también, en su condición de funcionaria, ha violado el Art. 14 de la Ley 340-06 y sin que se produzca su destitución, a pesar que el presidente de la República, Luis Abinader, ha sido reiterativo en la promesa de transparencia en su gestión, así como de combate a la corrupción y a la impunidad.
El caso de la ministra de la juventud es complejo, pues presentó una declaración jurada, ante la Cámara de Cuentas, que contiene datos contradictorios. Y levanta, además, válidas sospechas en una fortuna ascendente a 106 millones de pesos, una dama que fue directora del distrito municipal La Guáyiga, con un sueldo de apenas 35 mil pesos.
En
trabajos periodísticos presentados por Nuria Piera a la ministra de la juventud
se le atribuye delitos que van desde tráfico de influencias, constitución
irregulares de compañías, nepotismo y enriquecimiento ilícito, lo que motivó a
la doctora Milagros Ortiz Bosch, directora de la Dirección de Ética
Gubernamental, a solicitar al presidente de la Cámara de Cuentas a que no
renuncie y dé prioridad a la investigación del caso inherente a Kirberly
Taveras.
Pese
a ser un caso que tiene diez días ocupando los espacios de los medios de comunicación
social y de las redes sociales, el presidente de la República ha guardado
silencio, actitud no cónsona con la anunciada característica, que supuestamente
adorna al jefe de Estado, de “poner el oído en el pueblo y escuchar”. Muchos pensaban que en su discurso
de la noche del 16, con motivo de cumplir dos meses al frente de los asuntos
públicos, se referiría al tema, pero tampoco lo hizo.
Expertos en materia comunicacional le
endilgan al presidente pretender tumbar un tema con otro. En una alocución de
tres minutos, el presidente Abinader anunció que sometería un proyecto de ley
para reducir a un 50% el monto que la Junta Central Electoral otorga a los
partidos políticos, para con el otro 50%
construir el recinto de la UASD en el municipio Santo Domingo Este. Es un tema
interesante, pero no ameritaba dirigirse al país, pues esa medida se pudo dar a
conocer mediante una conferencia de la Dirección de Comunicaciones de la
Presidencia o hasta mediante una simple nota de prensa.
Resulta, sin embargo, carente de lógica y
de razón que un presidente le hable a su población ---con las expectativas creadas
previamente-- para decir que su sueldo,
que es modesto comparado con otros, sería donado a una institución que no
especificó. ¿Quién le ha pedido, señor presidente, que renuncie a su merecida remuneración? Todo
trabajo tiene que ser pagado. Además, ¿es necesario paralizar a un país para un
anuncio similar?
Exhibir tal desprendimiento, en momentos
en que la gente esperaba otra cosa, es motivo de análisis y quizás es un forma
de inducir la mirada hacia Faride Raful, la estrella naciente del PRM, que crea
su propia sepultura con infelices alegatos en su apego al famoso barrilito.
Ni un aspecto ni otro eran motivo para una
alocución nacional. Si el presidente procura implementar verdaderas políticas
de austeridad, conscientes todos que encontró un país quebrado, no debe hablar
de renunciar a su sueldo. ¿A cuánto asciende en término porcentual su sueldo en
el Presupuesto de la Nación? ¡Por Dios!
La población estuviera todavía aplaudiendo
si Luis Abinader hubiera reducido los sueldos de todos los funcionarios
públicos, eliminando también los privilegios irritantes que disfrutan los
mismos, como son gastos de representación, tarjetas de crédito, compensaciones,
seguros internacionales, combustible, etc. Por ese concepto sí se logra un
ahorro importante.
La
mayoría de los dominicanos apoyaron al
presidente Abinader en sus medidas relativas a eliminar y a fusionar empresas
estatales innecesarias y que concomitantemente eran fuentes de corrupción. Pero
todo indica que la situación heredada demanda de otras tantas para poder
corregir distorsiones y superar déficits.
Necesita ajustar el presupuesto de lo que
resta de año y el presupuesto del 2021, para reducir esos déficits a su mínima
expresión, pues nadie pone en duda que le dejaron las arcas vacías, pero originalmente solo pensó en gravámenes
para la clase media y para los pobres, así como en préstamos y bonos,
ascendentes a miles de millones de dólares, que comprometen nuestro futuro
económico, en ningún momento ha dirigido
la mirada hacia el empresariado, un sector que hasta el momento ha gozado de
todas las facilidades en la presente administración, lo que genera
especulaciones de todos los tamaños.
Al
momento de un jefe de Estado pedir sacrificio a la población, ese mensaje de
sacrificio tiene que estar dirigido a todos los sectores de la sociedad
dominicana y en la práctica no ha sido así.
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