Por
Danilo Cruz Pichardo.
ATMÓSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Muchos dominicanos tienen la errada creencia que ser
nacionalista es exhibir una actitud
antihaitiana, lo que lleva a inferir que podrían estar confundiendo racismo con
lo que es la defensa al interés nacional. El diccionario de la RAE define al
nacionalismo de la siguiente manera: “Sentimiento fervoroso de pertenencia a
una nación y de identificación con su realidad y con su historia”.
Ser
nacionalista no se circunscribe a compartir un territorio, hablar el mismo
idioma y tener valores culturales y religiosos comunes, se requiere estar
dotado de patriotismo, como aquellos que a lo largo de la historia social
dominicana supieron enfrentar o condenar a interventores extranjeros (inclusive de determinadas potencias) que
violaron nuestra soberanía.
Ser
nacionalista equivale a amar a su país. Y el que ama a su país aboga por el
cumplimiento de sus leyes y la práctica de sus valores morales. No puede ser
nacionalista el que no ha exigido castigo a la corrupción pública y a la
impunidad, dos flagelos que han dañado no solo a la economía de nuestro país, sino
que han contribuido a descomponer moralmente a la sociedad, sobre todo a
determinados segmentos juveniles, a los cuales se les ha enseñado, como vía paradigmática, el enriquecimiento
ilícito.
Aquí
se firmó un contrato original con la Barrick Gold que constituyó una vergüenza
nacional, sin que ninguno de los que se autocalifican nacionalistas levantara
su voz de protesta. ¿Dónde está la defensa al interés nacional? ¿Dónde está el
amor a la patria?
De igual manera, se han registrado múltiples
escándalos de corrupción pública sin que muchos “nacionalistas” dominicanos
expresen una sola palabra de desaprobación. Y suelen guardar silencio ante las
injerencias tradicionales, en los asuntos domésticos, por parte de potencias
que no ameritan mención. ¿Dónde está el nacionalismo?
Ni siquiera a los directivos del Instituto Duartiano, a quienes se les atribuye haber estudiado la historia social dominicana, conocer y compartir el ideario de Duarte, se les ha visto asumir una actitud de condena a la corrupción pública, a la impunidad, a las violaciones a nuestras leyes y a los valores éticos. Nunca han emitido, siquiera, un comunicado de protesta contra las violaciones a nuestra soberanía popular. El nacionalismo de muchos se limita al problema haitiano, lo que podría tener un fondo racial y xenófobo.
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