Subscribe Us

 


Aborrecen a los polĂ­ticos, pero los usan

Por Nelson EncarnaciĂłn.

ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- La llamada sociedad civil quiere estar lo más lejos posible de los políticos, de quienes no disimula su aborrecimiento como si estos formaran parte de asociaciones delictivas cuya vocación es el asalto a los fondos públicos.

Abominan de la actividad política porque esta ha sido permeada por el tigueraje, la parte más abyecta de la República, de la que hay que cuidarse para no contaminarse de algún virus transmisible al simple contacto. Ni ser parte del clientelismo ruin.

Es decir, los miembros de la sociedad civil tienen el concepto más despreciable de polĂ­tica y polĂ­ticos, olvidando que en la actividad pĂşblica son los polĂ­ticos quienes han demostrado—con sus naturales excepciones, tambiĂ©n despreciables—disponer del mayor entrenamiento para lidiar con las complejas tareas de gobernar.

Sin embargo, haber estado en las cercanĂ­as más prĂłximas de proyectos electorales nos conceden el conocimiento de primera mano, respecto de lo diligentes que son los “independientes” en procura de “asaltar”—cabe perfectamente el tĂ©rmino—las funciones pĂşblicas cuando el ganador de la contienda electoral está armando su equipo de Gobierno.

En esas condiciones, la política ni los políticos son detestables ni hay que estar lo más lejos de ellos. Y corren con suerte, pues no pocas veces han quedado enganchados en las dependencias gubernamentales.

O sea, que, recurriendo a un dicho campesino, “les gusta la leche, pero les hiede la vaca”.

Lo peor de todo es que los polĂ­ticos saben de ese comportamiento y se dejan usar. ParecerĂ­a que son masoquistas. O les gusta “el auto suicidio” como solĂ­a decir el expresidente venezolano Carlos AndrĂ©s PĂ©rez.

Con ocasiĂłn de la elecciĂłn de los imcumbentes de Ăłrganos constitucionales es cuando se pone de manifiesto esa relaciĂłn de odio y utilitarismo de la que hace profesiĂłn de fe la sociedad civil con el concurso torpe de los polĂ­ticos.

Estos Ăşltimos abonan el comportamiento de aquellos al sumarse a su prĂ©dica de que los Ăłrganos constitucionales deben ser ocupados por “independientes”, quedando claro que la fementida independencia es de los partidos, mas no de los intereses solapados.

Creo que llegará el momento en que los políticos tomen conciencia de que no deben trabajar para quienes no los quieren y solo los usan para acceder a posiciones que dependen de decisiones políticas.

Deberían copiar del doctor Joaquín Balaguer, quien nunca se dejó embaucar con ese discurso, y los sin militancia que colocaba en funciones relevantes eran sus amigos de antaño.

Es más, con Balaguer operaba a la inversa: era él quien no pasaba a la llamada sociedad civil.

El autor es periodista. Reside en Santo Domingo.

Publicar un comentario

0 Comentarios