Por Danilo Cruz Pichardo.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- A pesar de que el presidente de la República, Luis Abinader, es economista, con estudios de postgrado en universidades estadounidenses, y tener en su partido a técnicos calificados en esa área, los cuales trabajaron en el diseño de las políticas económicas para el Gobierno del cambio, el jefe de Estado optó por dejar en el Banco Central a Héctor Valdez Albizu, el mismo hombre que estuvo al frente de esa institución durante el reinado de 20 años del peledeísmo.
El presidente Abinader asumió un compromiso con los
técnicos que elaboraron el Programa de Gobierno, el cual apenas ha sido saldado
en un 17.8%. Entre esos técnicos hubo también expertos en asuntos judiciales.
Algunos de ellos aspiraron, con derecho y méritos sobrados, a la Procuraduría
General de la República, pero, al igual que con el Banco Central, el primer
mandatario prefirió dejar el Ministerio Público en manos de una señora
independiente y de dos jóvenes leonelistas.
Se calcula que entre el Banco Central y la Procuraduría General de la República hay aproximadamente 20 mil plazas. Pero Abinader evade el tema de los empleos de los perremeístas y demás miembros de fuerzas aliadas que hicieron posible el cambio, pese a que circula en redes sociales un spot de campaña donde se compromete a dotar de trabajo a todos los que hicieron aportes.
La última en referirse a ese vedado tema, la gobernadora de Monte Cristi, solo faltó cancelarla. Milagros Ortiz Bosch le reprochó de mala manera.
En pleno palacio hay un funcionario que alega que los perremeístas, en su mayoría, no tienen preparación y deben formarse de carreras técnicas en Infotep para poder optar por un empleo público. Y a las mujeres del PRM se les ha propuesto vender billetes de la Lotería Nacional.
La designación de Mirian Germán, Yeni Berenice Reynoso y Wilson Camacho en la Procuraduría es una estrategia del jefe de Estado, que procura que no le atribuyan perseguir a ningún antiguo funcionario peledeísta, consciente de lo que venía contra los hermanos de Danilo Medina.
La
publicidad gubernamental se centra en resaltar a una justicia independiente,
pero no hay tal independencia y la lucha contra la corrupción y la impunidad
hasta el momento ha sido un fracaso, si partimos del hecho que en siete meses
solo se conoce el Operativo Antipulpo. ¿Cuáles son los logros que puede exhibir
el Ministerio Público en cuanto a combate a la corrupción y a la impunidad?
Todos
los demás escándalos de corrupción que involucran a las diversas dependencias
del Estado están sin conocer. Y no hay la menor posibilidad de que Leonel
Fernández y su gente, con responsabilidad compartida con Danilo Medina y sus
funcionarios, sean sometidos a la justicia, pese a que hay méritos de sobra.
Todo lo
contrario: la alianza de Luis Abinader con Leonel Fernández cada vez es más
fuerte, no solo porque les ratificaron a todos los funcionarios, inclusive los
que ocupan cargos diplomáticos, sino por la composición de las cortes y la
designación que acaban de hacer en la Cámara de Cuentas y en la Defensoría del
Pueblo, de la que solo falta la aprobación del Senado de la República.
El
presidente Abinader subestima la inteligencia de la población al designar a una
comisión de hombres y mujeres que se encargarán de elaborar el Proyecto de Reforma
Integral de la Policía Nacional, una forma de aplacar la conmoción de la
sociedad con motivo del asesinato de dos jóvenes cristianos (pareja de esposos)
por parte de la Policía Nacional. A esa comisión se le concedió un año para
rendir su informe. ¿Un año?
Un año
es demasiado tiempo para limpiar a la Policía Nacional. El presidente de la
República es el dominicano mejor informado y sabe que es un imposible combatir
la delincuencia con una policía que en las últimas décadas ha sido parte del
crimen organizado.
Es una
forma de evadir responsabilidad. En esa comisión hay personas que no saben nada
de seguridad ciudadana ni conocen las interioridades del denominado “cuerpo del
orden”.
Pero como en todas las designaciones presidenciales, en esa comisión sobresalen los empresarios, que lo único que han sabido hacer es usar miembros de la Policía Nacional, pagados por el Estado, para el cuidado de sus empresas.
Las consultas nunca están demás, pero el caso demanda de expertos en la materia para celebrar un taller de una semana. Y partiendo de los resultados tomar las medidas correspondientes con la mayor rapidez posible y sin excluir en lo absoluto a los responsables del asesinato de la pareja de cristianos. Ese hecho de sangre no debe quedar en el olvido. Lo digo porque en estrategia de la comunicación se acostumbra a sacar temas de la palestra pública con otros temas.
Si es
verdad que el presidente de la República está dispuesto a enfrentar la
podredumbre policial solo tiene que
valerse de sus atribuciones de jefe de Estado y no delegar nada ni dejar por
doce meses lo que la población demanda hacerse en lo inmediato.
Para
muchos se trata de una evasiva más, consciente que el tema es espinoso, pues se
trata de una Policía Nacional llena de oficiales que en todo el territorio
nacional se dedican a actividades ilícitas y que cuentan con el apoyo político
de Danilo Medina, pero también de La Fuerza del Pueblo.
Una prueba está en que Rafael Guillermo Guzmán
Fermín, antiguo jefe policial, violador de los derechos humanos, hombre de
Leonel Fernández, ya se pronunció en contra de la reforma policial.
Reformar a la Policía Nacional, en la forma en que
lo demanda la sociedad dominicana, para bajar los niveles de inseguridad
ciudadana, sería una obra de un presidente dispuesto a jugársela, no de un
empresario, que de paso se ha hecho acompañar también de una mayoría de empresarios,
que solo esperan el momento oportuno para sacar beneficios del Estado
dominicano.
La gran mayoría de los dominicanos aprueba limpiar
a la Policía Nacional. Algunos analistas, inclusive, sugieren el
desmantelamiento de la institución para crear otra.
El presidente de la República formula muchas
promesas, pero termina delegando, evadiendo, incumpliendo y guardando silencio,
razón por la cual los perremeístas y fuerzas aliadas, empiezan a exhibir
escepticismo.
Al Gobierno le vienen unos problemas gruesos por ahí, pero ya se escuchan a perremeístas expresar que les corresponde a los empresarios que están “chupando en el poder” enfrentar esos casos.
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