Por Rafael Peralta Romero.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El pasado martes -31 de
agosto- fue realizado un coloquio en torno a la personalidad literaria de
Joaquín Balaguer, quien fuera también un político que gravitó en la vida
dominicana por unos setenta años, veintitrés de ellos desde la presidencia de
la República. Se me concedió la oportunidad de pronunciar las palabras de
apertura.
Los apreciados amigos Avelino Stanley y Ángel Lockward
tuvieron a su cargo la organización, mientras entre los ponentes hubo gente de
la calidad de Bruno Rosario Candelier, Odalis G. Pérez, Cándido Gerón, León
David, Nan Chevalier y Augusto Bravo, el decano de Humanidades de la Universidad
Autónoma de Santo Domingo.
Fue poeta, historiador, novelista, ensayista, biógrafo y
académico de la lengua. Cada uno de estos aspectos fue tocado por alguno de los
intervinientes en el evento. Predominó el razonamiento de que la labor
intelectual de Balaguer, nacido en Navarrete en 1906, merece ser valorada al margen
de criterios políticos.
Balaguer cultivó una prosa elegante y refinada, reveladora de
esmerado cuidado del idioma. Como poeta se mantuvo apegado a la tradición:
rima, métrica. En la poesía, como en la política, ejerció un conservadurismo
nada fingido, sino muy propio. No debe olvidarse su singular condición de
orador, pues Balaguer ejerció la oratoria como género literario.
Sin duda, su obra política ha interferido adversamente en la
valoración de su carrera literaria. El ejercicio prolongado del poder,
incluyendo la aplicación de métodos reñidos con la democracia, le hicieron
ganar rechazos que aún perduran, pese a los veinte años transcurridos desde su
fallecimiento y veinticinco del final de su último gobierno.
La situación es tan compleja, que algunos periodistas y
escritores se niegan a reconocerlo como poeta, mientras los otros prefieren
hacerse los “caprinos desquiciados”, como diría mi coprovinciano Carlos R.
Goico Morales, quien fuera uno de los vicepresidentes que acompañaron a
Balaguer en su ejercicio gubernamental.
En el año 2006, la Fundación Joaquín Balaguer, cuyo
presidente Joaquín Ricardo, estuvo presente en el coloquio, organizó un ciclo
de conferencias en torno al escritor-estadista. Se planteó, en aquella ocasión,
la interrogante siguiente: ¿Ha sido valorado justamente Joaquín Balaguer como
literato? Cito algo dicho entonces por Manuel Mora Serrano.
“No podemos arribar a conclusiones firmes, pero valorar justamente a Joaquín Balaguer en sus distintas facetas intelectuales, va a ser misión de generaciones futuras, que son las depositarias de la verdad sin prejuicios inmediatos, y que fue para quienes, realmente se hicieron las obras de arte”. Comparto esta opinión. Hay que seguir.
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