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Por Manuel Hernández Villeta.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO (15/03/2024).- El establecimiento de un corredor aéreo o terrestre entre Haití y la República Dominicana es peligroso y desestabilizador. Vienen expertos en crisis de las Naciones Unidas a establecerse en el país. El centro de acopio de la asistencia alimentaria estaría en dominicana.
Hay que rechazar que las Naciones
Unidas quieran utilizar al país para establecer ese puente humanitario, alojar
a su personal, y eventualmente abrir campamentos de refugiados. Meterían, esas
acciones, al país directamente en el infierno haitiano.
Haití es ingobernable. Padece una
hambruna propia de las aldeas más misérrimas y abandonadas de África. La ONU
tiene una gran experiencia tratando con los problemas humanitarios, con las
guerras y con la asesoría de sus expertos en crisis.
Pero esa misma ONU fue la responsable
de desmantelar el Ejército y la Policía haitiana, y dejar a ese país sin
protección. La fuerza expedicionaria de los Cascos Azules llevó desgracias a
Haití, y no se ve, en un análisis imparcial, algún beneficio que aportará.
El gobierno dominicano debe rechazar
la creación de un cordón sanitario entre Haití y la República Dominicana,
porque ello es peligroso para la estabilidad nacional. Además, nada sacaría el
país con servir de centro de acopio de alimentos y expertos.
Si las Naciones Unidas desean llevar
ayuda humanitaria a Haití ese corredor lo puede establecer con Puerto Rico, o
directamente desde los Estados Unidos, sobre todo desde Miami. ¿Por qué se
quiere meter al país a la fuerza en una confrontación, en la cual no debe
estar, ni es su responsabilidad?
Si hay que respetar los derechos
humanos de todos los extranjeros indocumentados. Desde el momento de su
detención, hasta ser extrañados del país, es obligación de ofrecerles
alimentación, asistencia médica y garantizar un viaje de retorno con todas
las garantías.
La crisis haitiana tiene que tener
soluciones en Haití y en República Dominicana. Los ilegales tienen que seguir
siendo deportados. La violencia no va a tener fin de inmediato en Haití, y
meter el país a ser parte de ese infierno es jugar con candela. Ya lo dice el
viejo adagio: el que juega con fuego, se quema.
Por otra parte, la política de deportación de indocumentados debe seguir. La ONU de nuevo pide al gobierno que pare las repatriaciones, sin tomar en cuenta que somos un país libre y soberano, y no tenemos que estar bajo la tutela ofensiva de ninguna potencia u organismo internacional. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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