Con un mercado que supera los 2 billones de dólares a nivel mundial y un crecimiento sostenido impulsado por millennials y generación Z, el bienestar ha dejado de ser una tendencia para convertirse en una prioridad cotidiana. Así lo revela el más reciente estudio de McKinsey & Company, “Future of Wellness”
Publicado por Robinson
Castro/ atmosferadigitalrd@gmail.com./ X: atmosferainfo; Instagram:
atmosferadigital; Fan Page: @atmosferadigitalrd; Youtube: Atmósfera TV; Blog
Personal FB: @atmosferadigitalsde; Atmósfera Radio:
https://zeno.fm/radio/q6na49dbvnhvv. Periódico Atmósfera Digital: https://www.atmosferadigital.net
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO, (24/06/2025).- La industria del bienestar atraviesa un momento de transformación profunda. Lo que en décadas pasadas fue percibido como una tendencia aspiracional o un lujo reservado para unos pocos, hoy se ha consolidado como una prioridad de vida para millones de personas alrededor del mundo. Esta evolución no sólo es cultural, sino estructural y económica.
Así lo demuestra el más reciente estudio “Future of Wellness” de McKinsey & Company, que pone en evidencia cómo las nuevas generaciones están remodelando los hábitos de consumo, ampliando el alcance del bienestar e impulsando un mercado valorado en más de 2 billones de dólares a nivel global.
Basado en encuestas a más de 9,000 consumidores en lo Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y China, el estudio analiza seis dimensiones clave del bienestar: salud física, sueño, nutrición, ejercicio, apariencia y atención plena (mindfulness). Los resultados no dejan lugar a dudas: el bienestar ya no es una práctica esporádica ni una simple categoría de productos, sino una prioridad diaria con impacto directo en las decisiones de consumo.
“Los grandes cambios de mercado rara vez suceden de forma abrupta. Más bien, emergen como olas silenciosas que, cuando finalmente rompen, transforman no solo la forma en que compramos, sino también cómo vivimos, sentimos y nos proyectamos hacia el futuro. Eso es exactamente lo que está ocurriendo con el mercado del wellness”, expresó Antonio Novas, Senior Partner de McKinsey & Company y Managing Partner para la operación en la República Dominicana.
Uno de los hallazgos más reveladores del informe es el peso creciente de las generaciones más jóvenes en el gasto en bienestar. En Estados Unidos, por ejemplo, los millennials y la generación Z representan el 36 % de la población adulta, pero concentran más del 41 % del gasto total en productos y servicios de esta categoría. Este contraste se hace más evidente al observar que los consumidores mayores de 58 años, que representan el 35 % de la población, solo generan el 28 % del gasto.
Esta diferencia en el comportamiento de consumo no es una simple cuestión de edad, sino de enfoque y expectativas. Las nuevas generaciones buscan soluciones respaldadas por evidencia científica, productos con ingredientes transparentes, experiencias personalizadas, tecnología aplicada a la salud y un propósito que conecte con sus valores. No se conforman con promesas publicitarias; exigen resultados tangibles y una experiencia coherente.
“El consumidor joven de hoy quiere saber qué está tomando, qué impacto tendrá, cómo ha sido probado, quién lo recomienda y qué tan alineado está con sus valores. El bienestar exige una propuesta basada en datos, no en intuiciones”, señaló Novas.
El estudio también analiza en profundidad los distintos perfiles que conforman al consumidor moderno de bienestar. McKinsey identifica cinco segmentos principales: los optimizadores, altamente comprometidos con su salud; los entusiastas, interesados y activos en incorporar el bienestar a su estilo de vida; los tradicionales, que prefieren enfoques clásicos y consolidados; los aspirantes, que tienen la intención de mejorar su bienestar pero enfrentan barreras para lograrlo; y los desinteresados, que aún no lo consideran una prioridad en su día a día.
Además del crecimiento generacional, el informe destaca la resiliencia del gasto en bienestar, incluso en entornos de incertidumbre económica. Durante la recesión de 2008 y más recientemente en la pandemia de Covid-19, las categorías asociadas al bienestar, como suplementos, terapias de salud emocional o alimentos funcionales, mantuvieron un comportamiento estable, e incluso crecieron. Este patrón sugiere que el bienestar, más que una opción, se percibe como una necesidad.
Actualmente, el gasto anual en bienestar en Estados Unidos se estima en más de 500 mil millones de dólares, con una tasa de crecimiento anual proyectada entre 4% y 5 %. Esta cifra reafirma la solidez del sector frente a otros rubros más volátiles, como moda o entretenimiento, que tienden a contraerse en épocas de crisis.
El informe también identifica seis subcategorías con alto potencial de crecimiento dentro del mercado del bienestar. Estas incluyen la nutrición funcional, con productos que integran beneficios específicos para la salud; el envejecimiento saludable, que prioriza la prevención y la calidad de vida desde edades tempranas; la salud mental, cada vez más presente en la vida cotidiana a través de soluciones digitales y terapéuticas; la belleza científica, que une la estética con resultados clínicamente comprobables; los servicios presenciales, como retiros, clínicas especializadas y tratamientos de bienestar; y el control de peso, impulsado por nuevas terapias, programas personalizados y acompañamiento profesional.
El envejecimiento saludable ya no es un tema exclusivo de personas mayores. Hoy, jóvenes de 25 y 30 años buscan prevenir el deterioro cognitivo, preservar su energía vital y mantener su salud metabólica. Es una nueva aspiración que abre la puerta a soluciones más integradas, tecnológicas y personalizadas.
Este estudio también invita a reflexionar sobre el rol estratégico que deben asumir las empresas en este nuevo contexto. Las marcas no compiten únicamente por cuota de mercado, sino por relevancia emocional. Aquellas que logren construir una propuesta sólida basada en ciencia, innovación, propósito y confianza, serán las que lideren el sector en los próximos años.
Para lograrlo, las organizaciones deben repensar su arquitectura de productos, adoptar canales digitales más efectivos, invertir en personalización basada en datos e integrar tecnologías como la inteligencia artificial y el biomonitoreo. También deben reconocer la diversidad del consumidor actual, adaptando sus mensajes, formatos y experiencias a los distintos segmentos identificados.
“El bienestar ya no es una moda. Es un nuevo estándar cultural. Y quienes lo comprendan hoy, estarán mejor posicionados para liderar el futuro”, concluyó Novas.
Desde McKinsey, la apuesta es clara: apoyar a las empresas en su transición hacia modelos más ágiles, centrados en el consumidor y orientados a generar valor sostenible. Porque el futuro del bienestar no solo será más grande; será más exigente, más científico y profundamente humano.
0 Comentarios
Tu comentario es importante