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Desbordamiento del gasto público

 Carlos Despradel, economista.
A principios de año, el FMI, la Cepal y The Economist proyectaron que la economía dominicana crecería entre un 3.0 y 3.5%. Sin embargo, hace pocos días funcionarios gubernamentales indicaron que el crecimiento podría ser del 8.0%, lo cual no cuestionamos.
La gran diferencia entre estas proyecciones es que las primeras se realizaron tomando en consideración el potencial real de nuestra economía en la presente coyuntura y la del Gobierno se ha hecho partiendo de un crecimiento inducido por el gasto público y el endeudamiento externo.
Todos los analistas internacionales vaticinaron que el 2010 y 2011 serían años de recuperación de la economía mundial, pero que esta será lenta e incluso incierta. En el caso de los Estados Unidos se espera que el crecimiento será del 3.0% y en Europa apenas será del 1.0%.
Ambos son nuestros principales socios económicos, es decir, los que compran nuestras exportaciones, de donde se producen las remesas, los que adquieren los bienes producidos en las zonas francas, de donde proviene el turismo, y donde se originan las inversiones extranjeras que recibimos.
Estas fuentes de divisas son las que dan sostenimiento real a nuestro crecimiento, pues es bien sabido que si no aumentamos nuestros ingresos en moneda extranjera, cualquier crecimiento de nuestra economía sería insostenible ya que cada vez que se expande la actividad económica también aumenta concomitantemente las importaciones.
En el primer cuatrimestre de este año el incremento conjunto de estas cinco fuentes de divisas fue negativo en comparación con igual período del año pasado. Entonces nos preguntamos: ¿Cómo hemos podido tener crecimiento con estabilidad, si nuestros ingresos de divisas no han aumentado? La respuesta la encontramos en la descomunal expansión del gasto público.
En efecto, en el primer cuatrimestre las inversiones gubernamentales directas fueron cinco veces mayores a las del año pasado (RD$21,100 millones), lo cual no tiene precedente.
Este impresionante incremento se logró a pesar de que los ingresos fiscales mantuvieron un crecimiento normal del 7.1%. De ahí que el déficit que se originó entre ingresos normales y unos gastos excesivos, se tuvo que cubrir con endeudamiento externo.
Este financiamiento externo ingresó básicamente en diciembre del año pasado cuando se firmó el acuerdo con el FMI y posteriormente en mayo como resultado de los bonos soberanos.
Ambos provocaron un aumento considerable de las reservas internacionales del Banco Central. Lo preocupante es que en los primeros cuatro meses nos comimos el aumento de diciembre y para mediados de junio ya nos habíamos comido una parte de las divisas que ingresaron en mayo.
Esto demuestra que la reactivación de la economía está aumentando considerablemente la demanda de dólares y en la medida que los ingresos de divisas a través de las fuentes naturales no respondan, los tendremos que adquirir por la vía del endeudamiento externo. ¿Hasta cuándo? Hasta que nos sigan prestando.
Fuente: El Caribe

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