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El Euro y la Política Fiscal

Escrito por: Antonio Ciriaco Cruz, Ph.D* (ciricruz@hotmail.com)

Después de un proceso de cambios económicos e institucionales y de negociaciones prolongadas, la Unión Monetaria Europea (UME) se convirtió en una realidad a partir del 1 de enero de 1999. Este hecho, cerró una etapa de incertidumbre en las economías europeas, pero a su vez abrió otra etapa de interrogantes sobre el presente y futuro de la nueva moneda común llamada “euro”.
Los antecedentes teóricos sobre las Uniones Monetarias Optimas basados en los trabajos de los economistas, Mundell (1963) y Fleming (1962), sobre la eficacia de las políticas económicas en este tipo de “Uniones Monetarias”, enfatizaban la efectividad de la política monetaria y la inefectividad de la política fiscal en un contexto de economías pequeñas y abiertas.
Por ejemplo, Mundell (1963) identificó tres mecanismos que hacían exitosas una “Unión Monetaria”, a saber: “movilidad de factores”, especialmente movilidad del factor trabajo, de forma que ante un choque interno o externo que sufra una región los trabajadores se desplacen hacia otras regiones; “flexibilidad de precios y salarios relativos”; y, por último, “mecanismos de transferencias fiscales”, que logren que las regiones en recesión reciban ayudas de regiones que están en situaciones más favorables.
Con la crisis financiera mundial de 2008 se generaron importantes desajustes fiscales y presupuestarios en muchos países de la UEM, siendo Grecia el primer eslabón y el más débil de la zona euro. Grecia manejó durante años grandes déficits fiscales y por cuenta corriente, los cuales se incrementaron con el inicio de la crisis financiera. A esta situación se añadió el hecho de ocultar un deterioro profundo en el desbalance fiscal de ese país hasta 2010, que extendió rápidamente la crisis de deuda soberana a otros países, afectando en particular a las economías de los países del sur de Europa.
Con este panorama en marzo de 2010, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentaron un plan de rescate para Grecia de 45,000 millones de euros. La idea de este plan era que el gobierno griego desarrollara un programa de austeridad fiscal que evitara el efecto contagio a otros países. Situación que fue imposible evitar ya que el paquete de medidas fue insuficiente, provocando una caída del valor de la deuda de los países del sur de Europa junto con el euro.
En lo adelante, Standard & Poor’s (S&P) rebajó la calificación de la deuda griega a la categoría de “basura” y rebajó también la deuda portuguesa en dos niveles. De igual manera la misma calificadora rebajó la calificación de la deuda española de AAA a AA, provocando que el 2 de mayo se anunciara otro paquete de ayuda por parte del BCE y el FMI para Grecia por un monto de 110,000 millones de euros con el objetivo de estabilizar la situación ya creada.
Con esta situación se inicia un proceso rápido de pérdida de confianza hacia el euro con respecto a otras monedas fuerte como el dólar y el yen. Por ejemplo, mientras en el año 2009 la cotización euro/dólar era de 1.50, en junio de 2010 la cotización descendió a 1.20 euro/dólar, un reflejo evidente de que los inversionistas sustituían en su portafolio euro por dólar y yen.
En realidad, la UME nació con una gran debilidad: dejo un gran margen de acción y flexibilidad a los países europeos pertenecientes a la misma para utilizar su política fiscal, esto permitió que muchos países de la Unión Monetaria violaran el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC).
El Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) que es un acuerdo político, establece un marco de disciplina presupuestaria que busca garantizar una gestión presupuestaria sana en la zona euro y, de esta forma, evitar que los países de unión monetaria relajaran en exceso su política fiscal y presupuestaria no excediendo de un 3% del PIB su déficit fiscal.
Lo ocurrido en la zona euro, obviamente, es muy distante de lo que estipula el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. El excesivo déficit fiscal y endeudamiento público casi de todos los países de la unión monetaria ha puesto en evidencia la falta de una autoridad supranacional que coordine y discipline la política fiscal de dichos países, si esta situación no es resuelta en el futuro inmediato, es evidente que la credibilidad del euro estará siendo minada y su futuro como moneda fuerte y de aceptación mundial estará en dudas.
* Director del Instituto de Investigaciones Socioeconómicas (INISE) de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

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