Por Miguel Ceara-Hatton
2) La institucionalidad. El gran déficit de la sociedad dominicana es la debilidad de las instituciones y el débil Estado de derecho. Esto influye en el empleo porque la falta de instituciones se traduce en que los negocios rentables son los de alto riego (a veces ilícitos o dependientes de los vínculos con el gobierno de turno). La falta de instituciones permite que se transgredan las normas de convivencia y no pase nada. La ciudadanía vive sin protección a merced del poder (económico, social e institucional) y tiene que recurrir cada vez más a las salidas individuales. Ello corroe la cohesión social y genera desencanto en la población.
3)Decencia. Muchos dominicanos y dominicanas “de a pie” aspiramos a vivir con dignidad y honradez. En teoría los gobiernos representan los intereses ciudadanos, pero cada día se hace más evidente que representan los intereses de los grupos que secuestran Estado. No hay confianza en las instituciones, ni en los gobiernos. Muchos ciudadanos, sino es que la mayoría, siempre tenemos la duda sobre lo que está detrás de cada acción del gobierno y de sus funcionarios. La gran mayoría de estos actúan sin lealtad a la ciudadanía, retuercen leyes, la constitución, se benefician de manera personal del Estado, ya sean a través de negocios, fundaciones y otras formas de apropiarse de lo público. Muestran riquezas inexplicables y actúan como si lo público fuera privado. Hemos llegado al punto de que aunque hagan las cosas bien siempre queda la duda. Hay que reconstruir la confianza en el Estado y en la política.
4) Transparencia. La falta de institucionalidad y de decencia conduce a la falta de transparencia. Si bien ha mejorado la información público, no se sabe lo que hacen los ministerios. No publican la información ni rinden cuentas. La transparencia tiene muchas facetas, desde conocer con una formula clara y precisa el precio de la gasolina cada viernes en la tarde, hasta las compras y las formas de contratación del Estado, la nómina pública, el uso de recursos públicos en campaña política.
El Presidente tiene una fundación que nadie sabe cómo se financia, los candidatos del gobierno llenan el país de afiches y anuncios y no le explican a la población de donde sale el dinero. En definitiva tiene que haber transparencia para tener confianza en las instituciones y en el gobierno.
En resumen, aquel gobierno que se comprometa y actúe para crear empleos productivos y de calidad, institucionalizar el país, gobernar con decencia y transparencia se habrá “casado con la gloria” y habrá contribuido a la transformación de esta sociedad.
http://7dias.com.do/app/article.aspx?id=97375
Si
me preguntan cuáles serían las prioridades para cualquier gobierno que
surja de las elecciones venideras diría que hay cuatro grandes
prioridades:
1) Empleo de calidad. El empleo es el mecanismo principal que tienen las
personas para participar de la actividad económica, para incorporarse a
los beneficios del crecimiento económico. El modelo de desarrollo
económico en Dominicana ha fallado para crear empleos estables con un
ingreso digno. Para revertir esta situación se necesitan de políticas
deliberadas que fomenten la pequeña y mediana empresa, que faciliten
créditos, que mejoren el nivel educativo de la población, que ajusten
las actividades como el turismo hacia uno más incluyente de mayor
oferta, entre otras políticas.2) La institucionalidad. El gran déficit de la sociedad dominicana es la debilidad de las instituciones y el débil Estado de derecho. Esto influye en el empleo porque la falta de instituciones se traduce en que los negocios rentables son los de alto riego (a veces ilícitos o dependientes de los vínculos con el gobierno de turno). La falta de instituciones permite que se transgredan las normas de convivencia y no pase nada. La ciudadanía vive sin protección a merced del poder (económico, social e institucional) y tiene que recurrir cada vez más a las salidas individuales. Ello corroe la cohesión social y genera desencanto en la población.
3)Decencia. Muchos dominicanos y dominicanas “de a pie” aspiramos a vivir con dignidad y honradez. En teoría los gobiernos representan los intereses ciudadanos, pero cada día se hace más evidente que representan los intereses de los grupos que secuestran Estado. No hay confianza en las instituciones, ni en los gobiernos. Muchos ciudadanos, sino es que la mayoría, siempre tenemos la duda sobre lo que está detrás de cada acción del gobierno y de sus funcionarios. La gran mayoría de estos actúan sin lealtad a la ciudadanía, retuercen leyes, la constitución, se benefician de manera personal del Estado, ya sean a través de negocios, fundaciones y otras formas de apropiarse de lo público. Muestran riquezas inexplicables y actúan como si lo público fuera privado. Hemos llegado al punto de que aunque hagan las cosas bien siempre queda la duda. Hay que reconstruir la confianza en el Estado y en la política.
4) Transparencia. La falta de institucionalidad y de decencia conduce a la falta de transparencia. Si bien ha mejorado la información público, no se sabe lo que hacen los ministerios. No publican la información ni rinden cuentas. La transparencia tiene muchas facetas, desde conocer con una formula clara y precisa el precio de la gasolina cada viernes en la tarde, hasta las compras y las formas de contratación del Estado, la nómina pública, el uso de recursos públicos en campaña política.
El Presidente tiene una fundación que nadie sabe cómo se financia, los candidatos del gobierno llenan el país de afiches y anuncios y no le explican a la población de donde sale el dinero. En definitiva tiene que haber transparencia para tener confianza en las instituciones y en el gobierno.
En resumen, aquel gobierno que se comprometa y actúe para crear empleos productivos y de calidad, institucionalizar el país, gobernar con decencia y transparencia se habrá “casado con la gloria” y habrá contribuido a la transformación de esta sociedad.
http://7dias.com.do/app/article.aspx?id=97375
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