LA PAZ, Bolivia.- Un motín de policías de bajo rango,
por reclamos salariales al presidente Evo Morales, se extendió este viernes a
unas 20 unidades y comandancias en Bolivia, mientras que los sublevados
saquearon sus propias oficinas a una cuadra del Palacio Presidencial.
Los uniformados tomaron el jueves por la fuerza la
Unidad Táctica de Operaciones Especiales (UTOP, antimotines) y otras ocho
unidades en todo el país, y este viernes saquearon dos oficinas de la
institución, a una cuadra de la plaza de Armas, donde el mandatario Morales
tiene sus oficinas.
Este viernes más guarniciones se sumaron a los reclamos.
El presidente se encontraba durante los incidentes en
sus oficinas, informó temprano la dirección de comunicación presidencial,
manteniendo una entrevista con un sindicato de mineros privados, pues el
conflicto policial estaba bajo atención del ministro de Interior, Carlos
Romero.
Las puertas del palacio presidencial están cerradas y en
su interior la seguridad está en manos de militares fuertemente armados,
constató la AFP, y no hubo ninguna reacción oficial sobre los graves
incidentes.
Los sublevados reclaman un salario mínimo de 2.000
bolivianos (unos 287 dólares, casi el 70% más de lo que reciben), la jubilación
con el 100% de sus salarios y la anulación de una ley que les prohíbe opinar
públicamente, mientras el gobierno dijo que no tiene fondos suficientes para
satisfacer el reclamo.
La violencia en La Paz comenzó temprano este viernes,
cuando unos 200 policías, vestidos de civil y con los rostros cubiertos,
atacaron con furia la la Dirección Nacional de Inteligencia, donde también se
halla el Tribunal Disciplinario de la Policía, a una cuadra de la plaza de
Armas.
"¡Motín, motín, motín policial!", gritaron los
policías, quienes sacaron del lugar principalmente documentos, muebles,
computadoras y hasta banderas y los quemaron en las afueras de las dos unidades
policiales, observó la AFP.
La furia aumentó cuando en el interior del Tribunal
Disciplinario se encontraron centenares de latas de cerveza, las que también
fueron destruidas. "Aquí toman los jefes policiales y a nosotros nos
sancionan cuando apenas llegamos con tufo (aliento alcohólico)", dijo un
policía.
"¡No tenemos miedo, carajo, no tenemos miedo,
carajo!", gritaron los policías vestidos de civil, la mayoría
encolerizados y nerviosos, pues agredían a toda persona que les parecía
extraña, incluso verbalmente a los periodistas desplazados por el lugar.
El motín y la toma de cuarteles y comandos policiales se
extendieron a nueve de las diez principales ciudades del país: La Paz, Oruro,
Cochabamba, Santa Cruz, Potosí, Tarija, Sucre, Trinidad y Cobija. Sólo El Alto,
vecina de La Paz, mostraba normalidad.
El comando de Cochabamba, en el centro del país, fue
saqueado, de la misma manera que el de La Paz.
"La protesta es en todo el país, estamos
acuartelados y en vigilia, hasta que el gobierno nos escuche", afirmó el
sargento Omar Huayllana, líder de los policías de bajo rango de Cochabamba.
La situación era más tensa en las cárceles de La Paz y
Santa Cruz, donde centenares de uniformados, si bien no están amotinados, están
en vigilia y cerraron las puertas de ingreso para impedir la visita de los
familiares a los reos.
No hay vigilancia policial en las principales calles de
Bolivia, aunque tampoco dejaron desguarnecidas las oficinas bancarias, donde la
atención al público fue normal.
Los conflictos comenzaron el jueves, cuando unas 50
esposas de policías iniciaron una huelga de hambre, apoyando los reclamos de
sus cónyuges.
Ninguna autoridad del Poder Ejecutivo ha salido a dar
una posición pública y sólo lo hizo el comandante nacional de la Policía,
coronel Víctor Maldonado.
"Estamos llamando a nuestros hermanos camaradas a
la calma, porque hay avances en el diálogo", informó Maldonado, quien dijo
que se abrió una mesa de diálogo con el sindicato de sargentos, aunque no dio
detalles de las negociaciones.
Fuente: noticias.terra.com.co
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