SANTO DOMINGO.- El economista Miguel Ceara-Hatton
analiza las implicaciones de la reforma fiscal y como el gobierno de Leonel
Fernández produjo el hoyo fiscal en la economía dominicana.
El Gobierno no acaba de entender
lo que se discute del llamado "paquetazo del conconete". No es el
tamaño del gobierno, ni que la presión fiscal es baja, ni que el desarrollo
necesita financiamiento. Esa no es la discusión. Ahí estamos de acuerdo.
El problema es que la economía
dominicana recibió un choque de gasto de RD$141 mil millones. De RD$333.8 mil
millones en 2011 a RD$475.6 mil millones en 2012 (sin considerar el pago de la
deuda). Ese desorden fiscal se produjo por unas elecciones, donde un grupo de
políticos tomó la decisión de comprar impunidad a cualquier precio, aunque ello
significara empobrecer a toda la población, aplicando luego una reforma
impositiva para que el pueblo pague.
Nos dicen que el déficit es
estructural. No es cierto porque un fenómeno estructural en economía se expresa
en forma inercial, estable y persistente. No da un salto como ocurrió entre
2012 y 2011, cuando creció en 46%, unas 5.4 veces el promedio de los dos años
anteriores.
Nos dicen también que el
“paquetazo” refleja la Ley de la Estrategia Nacional de Desarrollo. Las leyes
hay que cumplirlas por la ciudadanía y por funcionarios públicos, aunque sean
del PLD. Sin embargo, cuando los políticos decidieron gastar más de lo que
debían, violaron la Constitución (articulo 236), la Ley de Orgánica de
Presupuesto, la Ley 294-11 y la 174-12, la de compras y quien sabe cuantas más
y no ha pasado nada con los responsables de esas decisiones.
El Gobierno, ni
siquiera ha planteado los correctivos para que eso no vuelva a pasar. Entonces,
qué garantías tiene la ciudadanía de que mañana el mismo u otro grupo de políticos
se “aloquen” y empiecen a gastar sin control para reclamar luego otro paquetazo
y generando más privaciones al pueblo dominicano. Mientras no se corrijan las
circunstancias que permitieron esta locura no se le puede dar un centavo
adicional al Gobierno.
Se habla de que el Estado debe
gastar más y por lo tanto hay que montarse en el nivel de 2012. El tema es
gastar con eficiencia y calidad. El aumento de 46% de gasto apenas produjo un
aumento de 3.8% de crecimiento del PIB. Pero además, lo ocurrido en 2012 es
excepcional y no se puede tomar como base para el cálculo del presupuesto de
2013.
La base debe ser 2011 y el CES plantea un aumento de 23% pero el gobierno
pretende un aumento de 41%, casi igual al de 2012, cómo si se siguiera en
campaña política. De repetirse los gastos del 2012 en el 2013, se convertiría
una situación excepcional en algo cada vez más estructural.
El riesgo es caer en otro hoyo
mañana, hay que corregir lo que está mal.
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