SANTO DOMINGO.- Un grupo de
economías de la eurozona, relativamente importantes, están viviendo una de sus
peores crisis económicas en las últimas décadas.
Conquistas sociales y
económicas, producto del estado del bienestar, se están desmantelando. El
desempleo y la pobreza se han incrementado en algunos de estos países,
particularmente en Grecia, España, Portugal e Irlanda. Esta situación vivida
por estos países nos hace pensar en la llamada “Década Perdida” en
Latinoamérica en los años ochenta.
Teniendo como referencia la crisis
griega, se aprecia que tanto Latinoamérica y Grecia, tienen como punto de
inicio de la crisis un proceso de financiamiento barato y abundante
(sustituyendo los petrodólares de los setenta por los euros provenientes de
Alemania y otros países europeos excedentarios en ahorro); una apreciable
exposición de los bancos de los países acreedores; una deuda denominada en una
moneda que no se controla (el dólar en América Latina; el euro en Grecia) y; un
detonante macroeconómico de la crisis.
En el caso de Latinoamérica, el
incremento de la deuda se debió a la reacción a tres situaciones que se
produjeron en los años 70s. En primer lugar, los shocks del petróleo de 1973 y
1979 que generaron en los países productores del crudo un excedente de capital
(petrodólares) que terminó en la banca de los países industrializados, en
especial la norteamericana, que lo recolocaron como créditos en América Latina
y otros países en vías de desarrollo.
En segundo lugar, este exceso de
fondos abarató el financiamiento ya que, a pesar de los altos tipos de interés
nominales, la inflación del momento generó un proceso de reducción del tipo de
interés real, situándolo en niveles negativos a mediados de la década de los
setenta.
En tercer lugar, los países de
Latinoamérica mantuvieron altos niveles de crecimiento (6% promedio) hasta
1974, desacelerándose (entre 4-5%) al final de los años 70s. No obstante, con
este desempeño la región, aún, daba visos de continuidad en la creación de
riqueza. La visión mayoritaria era que América Latina estaba acelerando su
potencial de crecimiento gracias al proceso de industrialización por
sustitución de importaciones.
Como consecuencia de estos
cambios, la deuda en América Latina pasó de unos 29.000 millones de dólares anales
de 1970 a 159.000 millones de dólares anales de 1978, teniendo un crecimiento
promedio anual de 24% aproximadamente y concentrándose la mitad de esa deuda en
México y Brasil, siendo la misma en un 80% deuda soberana.
Como resultado de esta crisis de
endeudamiento se produjeron: desajustes macroeconómicos, lento crecimiento,
ajuste económico, desempleo, pobreza, migraciones, entre otros. Así se puede
resumir la famosa “Década Perdida” de Latinoamérica. Situación muy parecida a
la vivida por el viejo continente en estos momentos.
Doctor Antonio Ciriaco Cruz*
(ciricruz1@hotmail.com)
*Director Instituto de
Investigaciones Socioeconómicas (INISE)
Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales de la UASD
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