BUENOS AIRES, Argentina.- El
notable actor, director de cine y cantante Leonardo Favio, que marcó a fuego la
cultura argentina, falleció hoy a los 74 años en el Sanatorio Anchorena a
consecuencia del agravamiento de un cuadro de afecciones crónicas que sufría
desde hacía años y que en los últimos tiempos había provocado un marcado
deterioro en su estado general de salud.
Favio es uno de los directores más
importantes de la historia del cine argentino, al que legó títulos como
"Crónica de un niño solo", "El romance del Aniceto y la
Francisca", "El dependiente" y "Perón, sinfonía de un
sentimiento".
Nacido como Fuaf Jorge Jury en
Luján de Cuyo (Mendoza) en 1938, Favio construyó a lo largo de una extensa
carrera artística y, fundamentalmente desde el cine, una estética personal en la
que reconoció y expresó una filiación y pertenencia ideológica, resaltando la
dimensión afectiva que incorpora a la política argentina el Peronismo como
novedad histórica.
Llega a Buenos Aires antes de los
'50 para el servicio militar y años después impresiona a directores como
Leopoldo Torre Nilsson, que buscan para sus películas personajes jóvenes con
contradicciones.
De la mano de Torre Nilsson
apareció en películas memorables, como "El secuestrador" (1958),
"La casa del ángel“ (1960), "Fin de fiesta“ (1961), que lo impusieron
como actor, mientras que comenzaba a la ganarlo la idea de convertirse él mismo
en director, tarea en la que comenzó con un par de cortos, debutando en el
largometraje con una obra maestra que tituló "Crónica de un niño solo“ en
1964.
El filme, con claras referencias a
su propia infancia que incluyó pasajes dolorosos en reformatorios, tuvo un
inmediato aval de la crítica especializada y sirvió de toque de atención a los
amantes del cine.
En esa época comienza su carrera
como cantante, obteniendo una fuerte respuesta popular y masiva con temas
propios y ajenos que se convirtieron en éxitos del momento como "Ella ya
me olvidó", "Fuiste mía un verano" y "Para saber lo que es
la soledad".
"Este es el romance del
Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza, y unas pocas
cosas más“, es el título completo de la segunda película de Favio, que estrenó
en 1967.
Adaptación del cuento "El
cenizo", de su hermano Jorge Zuhair Jury, esta segunda película tuvo como
figuras principales a Federico Luppi (su primer protagónico en el cine), Elsa
Daniel, María Vaner y al hasta entonces locutor Edgardo Suárez.
La película recibió los ocho
premios de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina y es
considerada, por buena parte de la crítica local, como una de las mejores de su
filmografía.
La tercera, y cierre de aquella
trilogía fue "El dependiente", casi un "a puertas cerradas"
con insuperables trabajos de Graciela Borges, y el recordado actor uruguayo
Walter Vidarte.
En 1967 se une a María Vaner, con
quien convivió hasta 1973, actriz que debió marchar al exilio en 1974 con los
dos hijos de ambos, luego de ser amenazada por la Triple A.
Favio siguió el camino de Vaner, a
partir del establecimiento de la dictadura militar en 1976, pero no fue a
España como su ex mujer sino que se estableció en Colombia, vinculándose
sentimentalmente con Carola, su segunda esposa.
En 1972 fue invitado por Juan
Domingo Perón a acompañarlo en el chárter que lo regresaría a la Argentina tras
su largo exilio el 17 de noviembre.
Con la vuelta a la democracia en
1973, y en coincidencia con su activa militancia política que volvía al primer
plano, Favio lanzó la que se convertiría en su una suerte de obra cumbre,
"Juan Moreira“, estrenada el 25 de mayo de ese año.
Inspirada en el relato homónimo de
Eduardo Gutiérrez, pero con la impronta de su hermano Zuhair Jury y la locura
que él mismo le aportó pudo contar la historia de este antihéroe y su relación
con la política, la violencia y la muerte.
El tema, encarado esta vez en
colores, con un diseño de producción que mostraba claramente su pasión por los
relatos nacionales y populares, con una memorable actuación de Rodolfo Bebán,
convirtieron a la película en un éxito de más de dos millones de entradas.
En junio de 1973 fue designado
para conducir el acto del retorno definitivo de Perón a la Argentina, el 20 de
junio, que derivó en un enfrentamiento armado entre diferentes corrientes conocido
como la Masacre de Ezeiza, en el que el artista intentó detener la violencia,
sin conseguir su propósito de detener la tragedia que lo marcó a fuego.
En 1975 estrenó "Nazareno
Cruz y el lobo“, inspirado en una radionovela del escritor Juan Carlos Chiappe,
película con la que llegó a la cumbre del éxito.
Si bien no existe un registro
exacto de los espectadores que la vieron, se sigue considerando al filme de
Favio protagonizado por Juan José Camero y Alfredo Alcón, como el más
taquillero de la historia del cine nacional, superando incluso a "El santo
de la espada“ y "El secreto de sus ojos“.
Los personajes elegidos por Favio
en esta etapa están condenados a un destino trágico, sean míticos, fantásticos,
o los reales de "Soñar, soñar“, su película menos vista, en la que reunió
a Carlos Monzón con el cantante Gian Franco Pagliaro, estrenada en coincidencia
con el golpe militar de 1976.
Durante buena parte de la
dictadura, Favio emprende su vuelta a la balada romántica, con la que recorrió
toda América Latina y con la que logró imponerse en varios países, un
paréntesis de cine que se extendió hasta 1987.
De esos tiempos son discos como
"En concierto en Ecuador“ (1978), "Aquí está Leonardo Favio“ (1983),
"Yo soy“ (1985), ôAmar o morir“ (1987), "Más que un loco“ (1988),
además de numerosas presentaciones en vivo frente a multitudes.
"Gatica, el mono“ (1993) lo
llevó a la reconstrucción histórica: viajar hasta la década del '50, el momento
en que coincidieron el púgil José María Gatica con Juan Domingo Perón, una obra
para la que convocó al entonces debutante Edgardo Nieva, reencuentro de Favio
con el mejor cine y el éxito.
Si bien nació como un encargo, el
documental "Perón, sinfonía del sentimiento“ (1999) se convirtió en una de
sus obras más personales, tanto por el tema y la pasión que implicaba, como por
su forma de encarar una historia que parecía inabarcable.
El filme fue dedicado a Héctor J.
Cámpora, Hugo del Carril, Ricardo Carpani, Rodolfo Walsh y al grupo de
trabajadores y estudiantes del Grupo Cine Liberación, que impulsaron Fernando
Solanas, Octavio Getino y Gerardo Vallejo.
En la última década, y ya con un
serio problema de salud (polineuritis) que impedía su fácil movilidad, Favio
volvió a la carga con un sueño: el de convertir en ballet cinematográfico a
"Aniceto“, tal como se llamó el filme protagonizado por Hernán Piquín, con
música de Iván Wyszogrod, que ganó nueve premios Cóndor de Plata.
Su último trabajo fue "La
buena gente“, uno de los cortos integrantes del grupo de los dedicados al
Bicentenario producidos por la Secretaría de Cultura de la Nación.
En carpeta Favio atesoraba
"El mantel de hule“, una historia en la que incluiría muchas referencias
personales relacionadas con su infancia en Mendoza.
De todos los grandes creadores de
la historia del cine nacional, Favio fue el más genuino y el más identificable,
curiosamente también el más exitoso.
En su última aparición frente a
público al recibir en 2009 los Cóndor de Plata por "Aniceto" predijo:
"Nadie podrá decir de mí que fui un desagradecido", y lo demostró
agradeciendo el presente político y cultural de la Argentina, "... con el
que soñaba desde chico“, dijo.
Fuente: Los Andes
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