Escrito por Perfecto Martínez.
SANTIAGO, República Dominicana.- Los vaticinios
que comenté a algunos de mis colegas periodistas de Santiago, respecto a las
elecciones del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), en lo absoluto se cumplieron.
Preví que si el Movimiento Marcelino Vega perdía la contienda en la ciudad
corazón, sufriría una inevitable derrota debido a que en la principal plaza
electoral, la ciudad capital, sus posibilidades eran ningunas.
La dirigencia del Marcelino Vega
estaba consciente de esa cruda y preocupante realidad. De ahí que aplicara dos
primerísimas y urgentes estrategias electorales que le permitieran asegurar la
plaza de Santiago, que por cierto cuenta con una membresía cercana a los 450
matriculados con derecho al voto y donde, muy exclusivamente, el CDP
experimenta un constante dinamismo que se traduce en resultados que le
diferencian del resto de la institución en todo el territorio nacional.
Me refiero, primero, a conquistar e
incluir en las vicepresidencias del CDP/IPPP a dos candidatos locales que son
en lo moral y profesional referentes de mucha valía, Ramón Lora y José Madera;
y segundo, al esfuerzo desplegado en procura de recomponer sus fuerzas locales
y reincorporar a la campaña a viejos cuadros que se mantuvieron apáticos en
pasados procesos y que, otrora, eran severos críticos del actual presidente del
colegio.
A ese contexto hay que agregar otros
dos recursos estratégicos que también jugaron un papel de alta significación.
Por un lado, la colocación de Mercedes Castillo a la cabeza de la boleta del
IPPP-lo que revivió viejos compromisos entre ex fogosos propulsores del
marcelinismo en Santiago-y el compromiso que hiciera la dirigencia del
movimiento para llevar a la presidencia del IPPP, en las elecciones 2015, a una
de las figuras locales que se echaron en sus hombros, a tiempo completo y con
inusitada agresividad, la campaña.
El comportamiento de los resultados
finales y, muy particularmente, el de las votaciones locales no me deja mentir.
Santiago aportó el 23% -unos 152 sufragios-de los 670 votos nacionales que
obtuviera el Marcelino Vega para el comité ejecutivo y, lo más determinante
para sellar el “triunfo”, sumó 39 votos adicionales a los 113 con lo que Olivo
de León superó a Manuel Azcona. (De León obtuvo 670 votos mientras que Azcona
alcanzó 557, para una diferencia de 113 votos). En síntesis, el Marcelino Vega
debe su precario triunfo a Ramón Lora, José Madera y a quienes asumieran, unos
por romanticismo y otros por negociaciones, su oferta electoral en Santiago.
El referido comportamiento electoral
tanto nacional como local no sólo confirmó mi hipótesis, sino que reafirma mi
criterio de que el verdadero referente del CDP, dada su inadmisible crisis
moral, gerencial e institucional, lo es sin duda Santiago. Este otro elemento
lo reafirma: Mientras el presidente del CDP es elegido por apenas el 22.3% de
los habilitados para votar, el Secretario General en Santiago, colega Juan
Carlos Bisonó, fue escogido por el 52.3% del padrón local.
Que lectura pudiera hacerse de la
actitud que asumiera la militancia nacional de cara a las recién pasadas
votaciones? Se trata de un ejercicio al extremo simple; en efecto, prevalece
una preocupante apatía que es reflejo inequívoco de la crisis de
representatividad que agobia al CDP. Aunque falte voluntad crítica y fuerza
moral para que esa vieja y casada monarquía, que ha retenido al CDP en los
últimos 20 años, lo entienda y admita, los colegiados no tienen interés en
participar, no se sienten representados, tampoco se identifican con un estilo
de gestión en incapacidad de mostrar conquistas y beneficios que impacten
favorablemente a su militancia y a la institución.
Por eso entendemos que, más que
triunfalismo barato, provoca un sentimiento de pena y vergüenza el hecho de que
los “vencedores” al comité ejecutivo, apenas lograran 670 votos de un universo
que sobrepasa los 3 mil miembros.
En otras palabras, las nuevos
integrantes del citado organismo tan solo fueron votados por el 22.3% del total
de miembros con derecho al sufragio. Que plantea esto en el fondo?
Sencillamente que no hay motivos para celebrar y que muy por el contrario, los
elegidos están compelidos a reflexionar sobre la realidad actual y el futuro
inmediato del colegio, así como a abrir un espacio que favorezca la discusión
amplia, crítica y en capacidad para diagnosticar los causantes del estado de
agonía del CDP e identificar, en el menor tiempo posible, el tipo de
tratamiento que facilite su cura.
En términos llanos, no se puede negar
que, aunque de forma pírrica y crítica, aparentemente el Marcelino Vega ganó
las elecciones del viernes. Aparentemente, porque el Reglamento interno y el
Reglamento Electoral del CDP sugieren que para ser legal, la elección de las
autoridades tiene que estar amparada en la mitad más uno NO de los votos emitidos,
sino de los miembros inscritos con derecho al voto.
Pero bueno, acojamos que es “legal”
porque la comisión electoral declaró ganadores a los candidatos marcelinistas.
Pero acaso se trata de un proceso legítimo? Se puede alegar legitimidad y
respaldo moral de las bases a la escogencia de unas autoridades que solo
obtuvieron 670 de los 3 mil y tantos registrados con derecho a votar?
Sólo quienes prefieren asumir el
papel de arribistas y los que se sienten beneficiarios del modo actual de
operación del CDP, que nunca confieren importancia al debate sincero y profundo
de una realidad que tocó fondo y que convierte en fósil a muestra institución,
pueden vanagloriarse de una “victoria” que no representa ni mucho menos recoge
el sentir del 77.7 % de los colegiados y que, peligrosamente, pudiera
representar la sentencia de muerte de un CDP atrapado en la sinrazón, la
inoperancia y la avasallante apatía.
Esa indiferencia del 77.7 % confirma
que el actual modelo de dirección, que se reelige con otro jinete, ha
convertido al CDP en una institución que opera de espalda a los intereses de su
militancia. Pero además, pone de manifiesto que se trata de una entidad
divorciada de sus mandatos, sin conexión con los objetivos que le dieron
origen, sin mística alguna para alcanzar sus metas, carente de creatividad,
adocenada y atrapada en un círculo vicioso que se agota en cumplir a duras
penas con unas cuantas tareas ordinarias.
Y los opositores?
A lo mejor no sea del agrado de
algunos de mis amigos de Convergencia y otros movimientos aliados esto que debo
decir y que entiendo no hay que ocultar. Como opción opositora al Marcelino
Vega indefectiblemente volvieron a fracasar. El análisis frio del desempeño
electoral en esta última contienda y el nivel de simpatía alcanzado, confirman
que como opción no encarnan ningún atractivo para la militancia electoral. El
candidato de los aliados al CDP obtuvo una votación ligeramente inferior a la
que alcanzara su propuesta electoral a la presidencia de la institución hace
dos años. Miguel A. Rivera obtuvo 570 votos y Manuel Azcona 557, para un descenso
de 13 sufragios.
La realidad impone también una
profunda reflexión hacia el interior de esta representación de una parte de los
periodistas organizados en el CDP. Tras los débiles resultados alcanzados se
ocultan innegables indicadores que, a primera vista, inducen a considerar que
para la mayoría de colegiados, estos no representan una opción confiable de
cambio.
No es posible ocultar que hay fallas
y debilidades que dificultan el triunfo de la oposición en el CDP.
Definitivamente se está aplicando estrategias inadecuadas en el trabajo
electoral, las ofertas electorales no se eligen ni promueven a partir de
fundamentos mercadológicos ni de marketing, tampoco se ha sabido articular un discurso
generador de simpatías entre los periodistas con derecho al voto.
Hay que sumar, además, las equívocas
decisiones de salir al ruedo unos pocos meses antes de las elecciones-en
menosprecio a un Marcelino Vega empoderado de los recursos y logísticas de la
institución- y cerrarse a la posibilidad de buscar un candidato fuera de las
estructuras que integran el bloque de aliados, lo que pudiera colocarle en una
posición competitiva y ventajosa.
Estos últimos resultados confirman
que no bastan los esfuerzos de unidad para confrontar al Marcelino Vega. Está
demostrado que más que acuerdos para llevar un candidato ahora a cambio de
apoyar otro en la próxima contienda, se precisa de un cambio de estrategia y de
una visión renovadora que facilite diferenciar qué conviene para ganar, en vez
de apegarse a acuerdos que de nada han valido hasta ahora. Ojalá se aprenda la
lección!
El autor fue Presidente en funciones,
vicepresidente de las leyes 148 y 10-91 del CDP y presidente del IPPP. También
secretario general en Santiago del desaparecido SNPP y del actual SNTP.
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