"Un nuevo animal político se
está imponiendo en la escena mediática mundial", dice al artículo firmado
por Sylvie Kauffmann, directora editorial de Le Monde. "Visibilidad
óptima, sonrisa cálida, verbo hábil, mensaje impactante, el Papa Francisco ha
conquistado, en el lapso de seis meses, un auditorio que supera ampliamente el
de sus fieles. A los 77 años, tiene incuestionablemente eso que los
profesionales norteamericanos de las relaciones públicas llaman el star power.
Habla mucho y libremente. Besa, acaricia, bromea, escribe cartas, llama por
teléfono, tuitea, lo más importante, sorprende", añade.
El diario también se pregunta qué
hará Francisco con ese star power y si podrá reformar la Iglesia en
profundidad. "¿Será Francisco el Papa del renacimiento de la comunidad
católica?". Enumera los gestos de austeridad y sencillez que, dice,
"indudablemente tuvieron efecto". También hace referencia a los
conceptos que sumó a su mensaje: pobreza, misericordia, discernimiento.
Y las expresiones impactantes como
"la mundialización de la indiferencia" (por los dramas de Lampedusa,
o el "¿quién soy yo para juzgar a un homosexual?", entre tantas otras,
que demuestran "que no le asusta ningún tema".
Pero, agrega el artículo,
"tratándose de la Iglesia Católica (...) estos y símbolos no son por sí
mismos garantías de cambio".
A continuación, Kauffmann, que fue
corresponsal de Le Monde en Europa del Este,compara a Francisco con Mikhail
Gorbachov quien, dice, también fue puesto por sus pares "como sucesor de
ancianos al frente de un Imperio en crisis y también sorprendió con gestos
inesperados, una audacia nueva en la expresión y el estilo, diagnósticos sin
complacencia y promesas de reformas que suscitaron esperanzas muy locas fuera
de su país".
"El también trató de eludir el
aparato conservador de su organización", dice el artículo, siguiendo con
el paralelo.
Kauffmann apela a otra comparación.
El Papa creó una comisión para la "simplificación y la
racionalización" de las actividades económicas y financieras de la Santa
Sede, compuesta por siete laicos entre los que se encuentra George Yeo. Se
trata, dice la editorialista, de un católico de Singapur, experto en China, que
viene estableciendo hace tiempo una comparación entre el Vaticano y la potencia
asiática.
"En un artículo difundido en
agosto por el sitio The Globalist, Yeo dijo que ambos (el Papa y Xi Jinping, el
nuevo presidente de China) tienen a su cargo un quinto de la humanidad. China y
la Iglesia son ancianas y administradas por mandarines. Ambas aspiran al
liderazgo moral, cada una ve en la otra una competidora", refiere Le
Monde.
Yeo también dice que tanto la Santa
Sede como China están muy atadas al centralismo democrático, es decir, el
método creado por Lenin, consistente en escuchar todas las opiniones de la base
pero tomar la decisión arriba.
"La estructura jerárquica del
poder en China y en la Iglesia Católica es atacada por la revolución de las
redes sociales que, entre otras cosas, revelaron la corrupción y los abusos
sexuales". Y agrega el singapurense: "El presidente Xi como el papa
Francisco, conscientes de la gravedad del desafío, tomaron medidas para adoptar
un tono nuevo,utilizando símbolos fuertes".
Y el diario concluye: "No le
deseamos al Papa la suerte de Mikhail Gorbachov (que renunció). Pero esperamos
con impaciencia un encuentro cumbre de Francisco y Xi".
El modelo de gobierno para la
iglesia debe ser diálogo y consultas
Papa Francisco: “Busquemos ser una
Iglesia que encuentra caminos nuevos”
En una entrevista concedida a
dieciséis revistas jesuitas de varios países, el Papa Francisco ofrece su
visión sobre temas como el gobierno de la Iglesia, el ecumenismo, cuestiones
morales o la experiencia cristiana, además de reflexionar sobre su condición de
jesuita.
Dieciséis revistas de cultura de la
Compañía de Jesús publican una larga entrevista al Papa Francisco, realizada
por el jesuita italiano Antonio Spadaro S.J., director de La Civiltà Cattolica.
El texto recoge un diálogo de más de seis horas que se desarrolló a lo largo de
tres sesiones los días 19, 23 y 29 de agosto. En España, la entrevista la
publica la revista centenaria Razón y Fe, en su web y en el número de octubre
de su edición impresa.
En esta entrevista el pontífice
desvela mucho de su sentir como jesuita, de su pasado o de la espiritualidad
ignaciana y además ofrece su visión sobre muchas cuestiones eclesiales como el
gobierno de la Iglesia, las posibles reformas, el ecumenismo, las cuestiones
morales o la experiencia cristiana.
Según el entrevistador, P. Spadaro,
“ha sido más una conversación que una entrevista”. En ella, el Papa habla de sí
mismo, de sus experiencias personales, sus preferencias literarias y
cinematográficas, su modo preferido de orar… Confiesa, por ejemplo, que en su
decisión de entrar en la Compañía de Jesús una de las cosas que valoró fue la vida
en comunidad: “no me veía sacerdote solo”, dice el Papa. Y es éste también el
motivo por el que decidió fijar su residencia en Santa Marta: “necesito vivir
mi vida junto a los demás”.
Define el discernimiento como guía en
su modo de gobernar y tomar decisiones, incluso aquellas que afectan a su vida
más cotidiana: “Desconfío de las decisiones tomadas improvisadamente”, afirma
el Papa, y advierte de que el discernimiento requiere tiempo: “Son muchos, por
poner un ejemplo, los que creen que los cambios y las reformas pueden llegar en
un tiempo breve. Yo soy de la opinión de que se necesita tiempo para poner las
bases de un cambio verdadero y eficaz. Se trata del tiempo de discernimiento”.
Sobre el modelo de gobierno para la
Iglesia, apunta a la necesidad de diálogo y consultas: “Los consistorios y los
sínodos, por ejemplo, son lugares importantes para lograr que esta consulta
llegue a ser verdadera y activa. Lo que hace falta es darles una forma menos
rígida. Deseo consultas reales, no formales”. Reconoce haber llegado a esa
conclusión aprendiendo de dificultades vividas en el pasado cuando siendo muy
joven y en un contexto difícil se convirtió en superior provincial: “Mi
gobierno como jesuita, al comienzo, adolecía de muchos defectos (…) Yo tomaba
mis decisiones de manera brusca y personalista (…) El Señor ha permitido esta
pedagogía de gobierno aunque haya sido por medio de mis defectos y mis
pecados”.
Sobre los jesuitas y la Compañía de
Jesús, confiesa su admiración por el beato Pedro Fabro, jesuita saboyano
compañero de San Ignacio de Loyola, por su “diálogo con todos, aun con los más
lejanos”. Considera el Papa que “el jesuita debe ser persona de pensamiento
incompleto, de pensamiento abierto” y que debe ser creativo y estar inserto en
el contexto en que actúa y sobre el que reflexiona.
El Papa Francisco habla también en
esta entrevista sobre la Iglesia y las posibles reformas a realizar. “Veo con
claridad que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad
de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles”, afirma el Papa.
“Los ministros de la Iglesia tienen que ser misericordiosos, hacerse cargo de
las personas, acompañándolas como el buen samaritano que lava, limpia y
consuela a su prójimo. Esto es Evangelio puro”. “Las reformas organizativas y
estructurales son secundarias, es decir, vienen después. La primera reforma
debe ser la de las actitudes”.
De este modo, reclama una Iglesia que
salga de sí misma: “Busquemos más bien ser una Iglesia que encuentra caminos
nuevos, capaz de salir de sí misma yendo hacia el que no la frecuenta, hacia el
que se marchó de ella, hacia el indiferente. El que abandonó la Iglesia a veces
lo hizo por razones que, si se entienden y valoran bien, pueden ser el inicio
de un retorno. Pero es necesario tener audacia y valor”.
El Papa destaca la imagen de la
Iglesia como “pueblo santo, fiel a Dios” pues la dimensión comunitaria es
esencial a la fe cristiana: “nadie se salva solo, como individuo aislado” sino
que “Dios entra en esta dinámica popular”, en el entramado de relaciones
interpersonales. En cuanto a la vida religiosa, el Papa subraya que “los
religiosos son profetas”, una profecía que a veces “crea alboroto, estruendo” y
que “anuncia el espíritu del Evangelio”.
No rehúye el Papa temas
controvertidos como la cuestión de los cristianos que viven situaciones
irregulares para la Iglesia, los divorciados vueltos a casar, parejas
homosexuales, u otras circunstancias. El Papa pide tener siempre en cuenta a la
persona: “Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir
de su condición. Hay que acompañar con misericordia”. Al mismo tiempo el Papa
advierte de que “no podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al
aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos (…) Si se habla de
estas cosas hay que hacerlo en un contexto”.
Preguntado sobre el papel de la mujer
en la Iglesia, responde apostando por una mayor presencia femenina: “En los
lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio
femenino. Afrontamos hoy este desafío: reflexionar sobre el puesto específico
de la mujer incluso allí donde se ejercita la autoridad en los varios ámbitos
de la Iglesia”.
Sobre la experiencia cristiana y cómo
buscar y encontrar a Dios, el Papa nos pide alejar las lamentaciones y
encontrar a Dios en nuestro hoy: “el Dios concreto, por decirlo así, es hoy.
Por eso las lamentaciones jamás nos ayudan a encontrara.
Dios”. Al mismo tiempo pide una
actitud de humildad: “Si una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza
total y ni le roza un margen de incertidumbre, algo no va bien”.
(Ecclesiadigital)
Fuente: Opinión
0 Comentarios
Tu comentario es importante