SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La tertulia “Café Literario” de Ágora Mall tuvo como Invitado de Honor al doctor Franklin Domínguez, reconocido Maestro del arte escénico, afamado dramaturgo, actor de teatro y cineasta dominicano.
Participaron, además, como
anfitrionas de la actividad las señoras Silvia Rosales, Administradora de Ágora
Mall, Kenia Bisonó, Gerente de Mercadeo, y Keila Ulloa, Coordinadora de Eventos
Culturales.
Nos parece que Franklin Domínguez
es una escuela para este país que tanto le admira y que siempre ha estado a la
espera de sus nuevas obras. Ha sido Director de información y prensa de 5
gobiernos, los de Juan Bosch, el Coronel Caamaño, Molina Morillo, y Don Antonio
Guzmán Director de Bellas Artes en varias oportunidades.
Sus obras han sido presentadas en
Europa, Estados Unidos, Centroamérica, Cuba y Puerto Rico Con más de 80 obras
escritas debo mencionar algunas emblemáticas como lo son: Se busca un hombre
honesto, Los borrachos, Drogas, Bailemos ese tango, Duarte Fundador de la Rep..
Hostos el hombre que anhela una patria, Los sueños de Lincoln, Vive—Juan Pablo
Duarte Vive. Y Mi padre el desconocido
Premio Nacional de Literatura,
Profesor Honorario de la facultad de arte de la UASD, y 9 veces ganador del
premio de teatro Francisco de Llerena. Un honor grande para nosotros esta tarde
tenerle como invitado de honor.
Franklin es el más fecundo
dramaturgo del país. Sus triunfos se inician en 1952 con una sugerente obra
teatral “El vuelo de la Paloma”, y empiezo a conocerlo por la lectura de sus
obras “Espigas Maduras” y “Antígona-Humor” editadas en 1968.
Desde entonces su teatro va
orbitando en hacer sentir ese frecuente
lirismo de aire fresco que trae la vida aparentemente común donde se confunde
el temperamento del “yo” con el efectismo
de ser un intérprete de las alboradas que trae el día a día que se
alimenta de lo imaginario, del escorzo del tiempo, de la ingenuidad, del amable
ingenio, de las costumbres placenteras, de lo intencional cuando la cordura es
reprimida, y no hay receta alguna para la felicidad que no sea otra al decir de Alfredo de la Guardia que
“criticar amablemente a la sociedad”.
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