Licenciado Juan Bolívar Díaz
Su Despacho.
Estimado Juan Bolívar:
Leí tu trabajo, titulado “El PRD
en manos del Tribunal Electoral”, del domingo 3 y aspiro a incorporar algunos
elementos al análisis de un tema que, podrá debatirse en los ámbitos de la
legalidad electoral, pero sus aristas traspasan las fronteras partidarias.
Además, existe una carga de elementos que
“no se ven” y retratan por
completo los intentos por garantizarle a Miguel Vargas Maldonado una maniobra
de poder en capacidad de crearle un bajadero que le preserve las siglas del
partido.
En innegable que ante los ojos de
la sociedad, la mascarada convencional montada por la Comisión Nacional
Organizadora (CNO) el pasado día 20 de Julio pone de manifiesto una visión
claramente inadecuada de la lucha partidaria. Aunque en el PRD el fenómeno
refleja la incapacidad de la cúpula partidaria en adecuarse a los
requerimientos de transparencia propios de las organizaciones creíbles y de una
autentica cultura democrática, esas prácticas han ido debilitando el sistema de
partidos y crean todas las condiciones para habilitar nuevos espacios,
encabezados por liderazgos con mayor sentido de compromiso y/o trabajar desde el mismo seno de las
estructuras electorales establecidas, pero enriqueciéndolas con un esfuerzo de
transformarlas y adecuarlas ante la nueva realidad social y política.
Con la velocidad que ejercemos la
lucha política, nunca tenemos tiempo para el debate racional y respetuoso, y en
el caso del partido donde milito, el
referente de combinar la acción política con una visión global y moderna
lo representaba José Francisco Peña Gómez. Por eso, su partida creó una
orfandad en el orden ideológico y respecto del equilibrio entre los sectores en
pugna se redujo la noción arbitral en las competencias internas que, casi
siempre, sirven de argumento a los sectores históricamente adversos al PRD para
reiterar su retorcida tesis de nuestras “incapacidades” para asumir la
dirección del Estado.
Esa forma primitiva de canalizar
la diversidad partidaria se profundiza en la medida que las potencialidades
políticas se construyen alrededor de los valores invertidos. No es una
coincidencia que los “liderazgos” se articulen sobre el dinero, patrocinio de
grupos económicos, compra de lealtades y el debate de las ideas no aparezca en el marco de la competencia.
Miguel Vargas Maldonado es una expresión perfecta de cómo la actividad política
se distancia de la militancia social, consistencia ideológica, arraigo con los
sectores populares y termina en “manos” de los adversarios del PRD que
articulan toda una red de intereses donde las cuotas de reparto y migajas recibidas
representan el vehículo de sobrevivencia de un aspirante presidencial que, en
términos reales, no representa ningún peligro
de desplazamiento del PLD del poder. Por eso, lo prefieren.
Conocía los riesgos de presentar
una candidatura a la presidencia del PRD. Inclusive, el día 20 nadie discutía
el candidato de mayores simpatías, sino que se debía hacer para evitar una
burla del proceso y resultados divorciados de la realidad. Esa será materia del
Tribunal Superior Electoral, porque las distancias entre mi propuesta política
y la de Vargas Maldonado obedecen a la creencia de que los resortes de poder y sus conexiones con el
partido de gobierno le garantizan un fallo capaz de patear lo que el país
observo, los medios de comunicación rechazaron, la conciencia democrática
abomina y la multiplicidad de pruebas que tengo claramente condenan.
Vargas Maldonado apuesta a la
fuerza del gobierno. Yo transito el camino de la legalidad institucional
consciente de todas las presiones y chantajes que serán sometidos los llamados
a validar o no un proceso convencional cantinflesco. Acudí a la CNO, estoy
solicitando a la Comisión Política que se exprese respecto del proceso. En
ambas situaciones conozco de antemano los resultados. Ahora bien, no puedo
llegar al TSE dándole espacios a ningún incidente o chicana procesal.
En la “lógica” del PLD es
“entendible” su apuesta por Miguel Vargas. La cantidad de policías actuando en
el proceso convencional revela una línea política que, se profundiza, por el
hecho de que hace días el Banco de
Reservas recibió como dación en pago el edificio donde operaban las oficinas
principales de TRICOM como forma de saldar el compromiso financiero derivado
del préstamo de 15 millones de dólares
entregados en medio de la campana electoral del 2012, al entonces
presidente del PRD. Y bajo el amparo del secreto bancario, la ley de Libre
Acceso a la Información no puede auscultar una gracia a todas luces amparadas
por el poder. Además, un pre/candidato
presidencial del PLD pretende utilizar sus influencias, seducido por la tesis,
de que un PRD fragmentado facilita su candidatura y triunfo en el 2016, y
acciona a favor de una decisión que preserve las siglas en manos del sector
ultra-disminuido en la estima ciudadana.
En lo que llega la decisión del
Tribunal Superior Electoral (TSE), Miguel Vargas Maldonado articulado con un
sector conservador y amparado en instancias de la comunicación apuestan a
golpes mediáticos para su legitimación como “presidente” del PRD, fundamentados
en desaparecer de los medios toda referencia a la convención del pasado 20 de
Julio y posicionándolo con sus opiniones sobre temas esenciales. Así, retoma el
sendero de lo institucional y allanan el camino de reconstruir un mejor perfil
que de
presidencial y atractivo tiene el hecho de ser preferido por los que
plantean una formalidad democrática con un “PRD opositor” y sin posibilidades
de ganar elecciones.
No me desespero, apuesto a la
institucionalidad democrática. Tengo fe en un PRD en capacidad de concitar un
gran frente opositor donde las energías se dediquen al diseño de políticas
eficientes, capaces de generar empleos, con recetas inteligentes para disminuir
la pobreza, afianzados en mayor oportunidad para los jóvenes y mujeres, aptos
para reducir la desigualdad y marginalidad social, cuestionador de las
prácticas de corrupción, formulador de propuestas que disminuyan la inseguridad
ciudadana y capaz de adecentar los hábitos del sistema de partidos.
Los partidos no pueden descansar
en manos cercanas al oprobio y distantes del honor. ¡Esa es una tarea
pendiente!
Afectos,
Guido Gómez Mazara.
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