SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En la zona norte del
Distrito Nacional los servicios de provisión de agua potable y el tratamiento y
destino de las aguas residuales constituyen aspectos críticos, especialmente en
un contexto de crecimiento poblacional e incremento del porcentaje de población
residente en áreas urbanas, por lo que ameritan atención especial, siendo los
barrios ubicados en la ribera del río Ozama los que presentan mayor
vulnerabilidad.
La consideración forma
parte de las conclusiones del Diagnóstico de Infraestructura de Agua y
Saneamiento en Barrios de la Zona Norte del Distrito Nacional, orientado a la
definición de políticas territoriales de reducción de la vulnerabilidad frente
al cambio climático, de resiliencia y adaptación al mismo, llevado a cabo
por el Centro de Cambio Climático del Instituto Dominicano de Desarrollo
Integral (IDDI).

“Los elementos de
criticidad están asociados a la calidad del servicio: la discontinuidad obliga
a la población a tener tanques de almacenamiento que facilitan su contaminación
y favorecen focos de cría de mosquitos, incrementando en la zona el riesgo de
enfermedades tales como dengue y chikungunya, transmitidas por este vector.
Mayores problemas presentan las aguas residuales, que en la mayor parte de los
casos no son tratadas y son vertidas directamente a los cuerpos hídricos, superficiales
o subterráneos”, se plantea.

También propone
fomentar un espacio de coordinación entre las instituciones con competencia en
los temas, a saber la Corporación del Acueducto y Alcantarillados de Santo
Domingo (CAASD), el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones y el
Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN), así como el desarrollo de estrategias
basadas en la gestión de la demanda y la revisión de los marcos institucionales
y legales que faciliten la aplicación de medidas de adaptación.
Otras propuestas en el
ámbito de la adaptación contempladas en el diagnóstico son el desarrollo de
opciones inocuas y poco costosas que no impliquen necesariamente soluciones
convencionales, la participación pública en la planificación hídrica y la
mejora del sistema de información y monitoreo, y el desarrollo de planes de
ordenamiento territorial.
Finalmente se señala
la desalinización como medida última, especialmente cuando haya escasez de
otros recursos hídricos: “Tomando en cuenta la abundancia de recursos hídricos
con que cuenta el país, la opción de desalinización debe ser precedida por
medidas de mejora de la captación, reducción de las pérdidas, aprovechamiento
de la lluvia y de los recursos hídricos subterráneos, previa evaluación de su
calidad”.
El diagnóstico, que
fue elaborado por Michela Izzo, surge como un esfuerzo que impulsa el IDDI
dentro del Programa de Infraestructuras Resilientes ante el Cambio Climático
(CRIS), con la finalidad de organizar un inventario y una base de datos e
informaciones como herramienta para la definición de políticas territoriales
orientadas a la reducción de la vulnerabilidad de la zona Norte del Distrito
Nacional frente a los eventos meteo-climáticos y al fomento de su capacidad
adaptativa.
El Programa CRIS se
implementa en el Distrito Nacional con la participación del ADN y la CAASD.
República Dominicana
está entre los diez países más vulnerables en términos de impacto asociado al
cambio climático, que puede reducir la disponibilidad de agua apta para consumo
humano debido a la incidencia de fenómenos tales como la sequía, el incremento
de temperatura, la subida del nivel del mar y salinización de las capas
freáticas, los ciclones tropicales, las inundaciones, entre otros.
Publicado por Robinson Castro.
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