ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- La Embajada de Estados
Unidos ha incurrido en un absurdo discrimen y en un desaire al derecho de libre
acceso de la prensa a la información pública al impedir expresamente a Diario
Libre la cobertura de un evento en el que estaban otros medios de comunicación
del país, presumiblemente por una motivación retaliatoria.
Este ejercicio de restricción colide con el principio de la
transparencia y del respeto a la libertad de expresión, dos valores que siempre
ha defendido Estados Unidos cuando los ve diluirse o en peligro de colapso en
sociedades intolerantes, y de ello ha dado muchos ejemplos su propia embajada
en nuestro país cuando las circunstancias así lo aconsejan.
Parece, por tanto, una actitud contradictoria la de cerrar el
acceso, expresamente, a un medio de comunicación dominicano a una actividad a
la que fue invitada el resto de la prensa para dar a conocer un proyecto
impulsado por la Asociación de Jugadores de Béisbol de Grandes Ligas y la
Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos en favor de cientos
de niños y jóvenes amantes del béisbol.
Sin haber ofrecido las explicaciones de este impedimento,
Diario Libre la asume como una especie de “castigo” por haber publicado
recientemente una foto, ya hecha visible en un sitio de internet por el esposo
del embajador norteamericano, en la que aparecen varias personas de sexo
masculino en la piscina de la residencia diplomática, y si verdaderamente ésta
ha sido la causa de tan absurda restricción lo menos que queda es deplorar que
tal conducta provenga del representante de un país en el que la aceptación a la
pluralidad y al libre acceso a las fuentes de información es compromiso
sagrado.
Y lo insólito es que, habiendo mantenido un discurso de
crítica y rechazo a todo acto de discriminación contra los ciudadanos, sea por
su raza, su color de piel, sus preferencias sexuales o religiosas o por
discapacidades físicas, el embajador Brewster haya ordenado excluir a Diario
Libre de la susodicha actividad, con lo cual ha dado un inexplicable ejemplo de
intolerancia que no solo perjudica a un diario, sino a todos los periódicos que
formamos la Sociedad Dominicana de Diarios.
Todo abuso o atentado contra uno de sus miembros es un
atentado contra los demás.
Al amparo de este principio sagrado de nuestros estatutos,
rechazamos este impropio acto de intolerancia y de irrespeto a la libertad de
expresión en que ha incurrido el embajador de Estados Unidos, tanto más si
obedece a una intención de “castigo” o de retaliación ante el libérrimo
ejercicio de un destacado miembro de la prensa dominicana a buscar y publicar
toda noticia que interese al público.
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