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Juan Taveras Hernández: ¿Quién ganará las elecciones?

ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- “Para reelegirse en este país hay que comerse un tiburón podrido y echar en el zafacón los principios”. Danilo Medina.

Con alguna frecuencia amigos y conocidos me detienen para preguntarme  quién considero ganará las elecciones de mayo próximo. Mi respuesta es invariable: ¡No lo sé!  Y no lo sé –ni lo sabe nadie hoy día- por la desigual económica entre un candidato y otro; porque las reglas del juego  están definidas  para favorecer al oficialismo que controla los poderes del Estado,  incluyendo los poderes fácticos que tanto peso tienen en nuestro país.

Ahora bien –agrego- si las elecciones fueran limpias y transparentes, sin fraudes, sin compra de votos, sin “bono ganas”, sin “tarjetas Solidaridad”, sin las tarjetas del el seguro médico de “Senasa”, sin “bono eléctrico”, sin los camiones de los Comedores Económicos, sin las patanas de Inespre llenas de fundas de cemento, planchas de zinc, electrodomésticos, sin el Plan Social  de la Presidencia cambiando “cangrejitos por botones”,  sin los “Ministros” tirado en la calle del medio “buscando votos hasta debajo de las piedras” con dinero del presupuesto nacional; sin todo ese derroche del dinero del Estado a la vista de todos, las elecciones las ganarías Luís Abinader.

Si la competencia fuera plural, democrática, justa, sin tanta podredumbre moral, sin tanto dinero sucio y turbio tirado  para comprar dirigentes opositores como ganado, Luís Abinader ganaría en primera vuelta, porque un hombre que admite públicamente que alimenta sus ambiciones reeleccionistas comiendo tiburones podridos y tirando al zafacón los principios, no merece ser elegido ni para alcalde pedáneo de Somalia.

Hay que ver los canales de televisión o escuchar la radio. De mil comerciales que se ven y se escuchan todos los días, 900 son  del gobierno, 100 de Luís y del resto de los candidatos opositores. Miles de bocinas, velloneras  y megáfonos bien pagadas repiten “la línea del día” emanada del Palacio Nacional cientos de veces hasta el cansancio y el aturdimiento, sin que ninguna autoridad electoral diga ni siquiera “esta boca es mía”, excusándose en la falta de una “ley de partidos”.

Si Danilo estuviera compitiendo de “tú a tú”  en el mismo cuadrilátero, con reglas claras y árbitros honestos e imparciales, Abinader ganaría las elecciones  de calle en primera vuelta.

Danilo podrá tener todas esas ventajas que le da el dinero y el poder. Pero cada vez es más débil y más vulnerable.

Digamos que es la lucha de David contra Goliat que narra Samuel en  la biblia de los cristianos. Goliat era un guerrero grande, fuerte,  invencible  a vista de todos, en  tanto que  David era pequeño y débil sin aparente posibilidades de ganar.  El enfrentamiento era desigual y abusivo, como el de Danilo y Luís Abinader.

Sin embargo, la invencibilidad y la fortaleza de Goliat se convirtieron en su mayor debilidad.  David, usando los recursos disponibles y su gran inteligencia, con  una piedra y una onda, coraje y determinación,  se hizo grande y fuerte para vencer a su oponente, como lo puede hacer Luis si logra convertir el disgusto de la gente y la impopularidad cada vez más creciente de Danilo, en votos a su favor, porque como dice el pueblo, “no van seguros los del frente si los de atrás corren bien”.


Danilo luce viejo, cansado y agotado,  a punto de caerse,  caminando con las muletas de los recursos del Estado, mientras Luis se ve joven y fuerte corriendo a paso doble apoyado en las piernas vigorosas del pueblo que anhela  un cambio verdadero en la conducción del país.

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