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No maten a Acroarte

“Soy hombre, y por lo tanto, nada que sea humano me resulta extraño”, afirmó Terencio, escritor romano de gran influencia en la humanidad.

Por Alberto Quezada.
A propósito de esa frase, hay una situación que viene aconteciendo alrededor de la  Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) que no puede ni debe pasarse por alto por los ribetes antidemocráticos que la misma entraña para  la supervivencia de esa entidad y la vida democrática.

Me refiero de manera particular, a un documento   dado a conocer por un organismo de  esa entidad que por su contenido no hay otra lectura que no sea la de concluir que hay una intención manifiesta  limitar el  voto y la cultura  democrática  que por décadas ha prevalecido en esa institución.

Hacemos pública la denuncia porque en varios de los articulados del documento de la Comisión Electoral de esa institución se reflejan varios elementos que explica lo que planteamos más arriba.

Por ejemplo, ¿No  resulta muy extraño que a menos de un mes para celebrar elecciones en ese gremio  que premia el talento artístico nacional la  Comisión Electoral exija a los miembros pasivos una carta que explique su situación, y así analizar cada uno de estos casos para ver si aplica para votar?

Tengo entendido que  desde su fundación en el 1984, todos los miembros de Acroarte, sin excepción, ejercen el voto y ahora para este proceso se han establecido requisitos y condicionalidades para que los que son pasivos no puedan votar.

Hay más, según he podido investigar los estatutos de Acroarte establecen en su artículo 20 que todo miembro tiene derecho a "elegir y ser elegido", y el Reglamento Electoral, es claro en ese sentido, cuando en su artículo 22 establece que "la Junta de Elecciones dará una gracia para que todos los miembros, sin excepción ni discriminación, puedan ejercer el derecho al voto, sin que esto implique un saldo total ni en parte de su cuota como miembro de Acroarte".

Resulta inconcebible que en un momento tan delicado como el que vive ACROARTE, que ya no le cabe un escándalo más, se le de paso a la  a una barbaridad como la que estamos denunciando. Los actores que interactúan a lo interno de ese colectivo y el principal patrocinador de   Premio Soberano, la Cervecería Nacional Dominicana, deben evitar este despropósito que podría barrer la ya debilitada institucionalidad  de esa entidad.


El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo.

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