Por Manuel Hernández Villeta.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- La mayor parte de la
juventud dominicana que lidia en la política está lastrada en el pasado. No
tiene la proyección del siglo 21, sino que se deja narigonear por los viejos
robles. Hay que romper las ligazones con las ideas retrógradas del accionar
partidista de mediados del siglo 20
Hoy hay nuevos aires en la República Dominicana, pero los
jóvenes solo tienen la edad, pero no las ideas. Los partidos políticos están
llenos de muchachos momificados que no tienen don de crítica y piensan que si
suben la voz, le cortan la lengua.
Y no están equivocados. En los partidos políticos para
escalar posiciones hay que seguir las
huellas, poner los pies donde hay la mueca. Seguir difundiendo las ideas de los
líderes jubilados, y esperar que ellos lo señalen con el dedo.
Se debe imponer la acción de una nueva mentalidad en los
partidos políticos. A los viejos no se les debe dar una patada por las nalgas,
pero si hay sentarlos, para que sé de paso a las nuevas generaciones. Ahora, lo
más traumático es que los jóvenes parece que dejaron la cabeza en sus casas, al
momento de entrar a un grupo político.
Lo nuevo desplaza a lo viejo, pero no en forma automática,
sino por intermedio de un gran trabajo y
al demostrar la renovación de las ideas.
Un joven con mente en el ayer es una
antigualla y no es lo que necesita este país de cara a este siglo que comienza
a avanzar.
La juventud dominicano hoy dejó de ser contestaría. Uno de
los atributos principales de la juventud que rompe las ataduras de la dictadura
de Trujillo, es su don de respuesta frente a la opresión y los males sociales
del país.
Una juventud que en el
pasado siglo 20 tomó las armas para retorna a la Constitución echada a la
basura por un Golpe de Estado, y que enfrentó en la Guerra Patria a la segunda
intervención norteamericana.
La juventud no puede estar
de hinojos esperando una parte del pastel de sus jefes políticos. Se
tiene que preparar para comprender que el país necesita hacer el relevo
generacional. Da pena que sea el gran empresariado el que se dé cuenta de lo
necesario de que la juventud mande, y ya se han auto-jubilado, para dar paso a
hijos y nietos.
Pero somos realistas, si hoy la juventud se comienza a
preparar para tomar el liderazgo nacional, pasarán por lo menos cinco años
antes de que tenga los pies afincados sobre la tierra, por consiguiente el
viejo liderazgo debe trabajar en la transición.
Los cambios se impondrán. Puede ser con consenso, por
diálogo, por transición, pero lo nuevo no puede ser detenido por siempre. No
dejo cabos atados, hay viejos que tienen ideas nuevas, que a pesar de las canas
que peinan, tienen un pensamiento a la altura de la tecnología del siglo 21. No
se puede pensar en desplazar a los que pueden seguir siendo maestros de las
nuevas generaciones.
Sin importar la edad biológica, lo que se necesita son nuevas
ideas, rompimiento con un pasado que nunca presentó soluciones a los males del
país, y don de sacrificios. La política no está para hacerse rico o tener
influencias. Las masas no quieren un redentor milagroso, pero si líderes que
encarnen el principio de que el sueño se debe convertir en realidad.
Pero son solo ideas dispersas, como dijo el mártir de la
lucha por los derechos cívicos: ¡Tengo un sueño!
El autor es periodista. Reside en Santo Domingo.
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