Por Tony Pina.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- Los periodistas vivimos
exigiendo respeto y transparencia en los procesos de los partidos políticos de
los gremios profesionales, pero cuando se trata de nosotros mismos irrespetamos
olímpicamente todas las normas y todos los principios.
Jamás había una clase tan desunida y oportunista como mi
clase. Somos el mejor ejemplo para el mal.
En las pasadas elecciones del Colegio Dominicano de
Periodistas (CDP), celebradas el viernes 25 de agosto, el grupo perdidoso, el
movimiento Marcelino Vega, ha denunciado un alegado fraude, el ardid al que
recurren todos los que pierden un certamen electoral en buena lid.
¿Cómo pueden hacer fraude quienes no controlan la Comisión
Nacional Electoral, compuesta en una proporción de 3 marcelinistas por 2 del
movimiento Convergencia?
¿Son tontos o idiotas los miembros mayoritarios de esa
comisión para dejarse contar los votos en su contra?
El fraude que alegan los perdedores es el pataleo de quienes
recibieron la repulsa de los periodistas ya cansados hasta la sociedad de ver
cómo el CDP agonizaba ante las pésimas gestiones de quienes cualquierizaron
nuestro gremio profesional llegando al extremo de vender hasta colegiaciones o
convertir en un 'tour' al extranjero de hasta tres veces al año, endeudando con
onerosos préstamos bancarios de 18 y más meses a los comunicadores sociales,
sólo con el fin de que los viajes de los directivos y sus hijos salieran de
gratis.
En casi 20 años de supremacía el tiempo se le fue pidiendo en
las dependencias públicas y privadas, convirtiendo el CDP en un pedigueño. Daba
vergüenza esa jauría extendiendo la mano para pedir como lo hace el limosnero
en una esquina cualquiera de la ciudad.

Sabíamos que Olivo de León no era la persona indicada para
dirigir al CDP, pero lo elegíamos indistintamente creyendo que jamás se
prestaría a resquebrajar el prestigio y la otrora buena imagen de nuestro
gremio. Hemos caído de manera vergonzosa ante la opinión pública.
Es el mismo Olivo de León y su claque los que nunca se
preocuparon por modernizar al CDP, dotándolo de tecnología para que contar mil
y pico de votos no nos consumiera más de ocho horas, como ocurrió en los
pasados comicios. Estaban en otra cosa y no en eso
Pero fue el mismo Olivo y el Marcelino Vega quienes llevaron
a estos niveles tan bajos de cualquerencia.
Y ahora, como los gatos que maullan cuando les quitan el
plato, están gritando porque, ¡al fin!, se le irá la caquita que les daba
leche.
En Convergencia postulamos por una filosofía diferente de dirigir el CDP, apostamos porque impere la academicidad de
los periodistas, abogamos por la modificación de la ley de colegiación
periodística para aplicar programas sociales en beneficio de la clase y para
sacar de una vez y para siempre del estado de cenicienta.
Los periodistas merecemos un mejor gremio y una visión e
imagen de decencia. Sacar esta claque del CDP es nuestra apuesta y ya estamos a
punto de lograrlo. En lo que a mí respecta, lo repito a cada momento, no
escatimaré esfuerzo es perseguir y castigar las irregularidades que detectemos,
de ahí que estemos en presencia del principio del fin del movimiento Marcelino
Vega. (Tony Pina)
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