Por Adriano Miguel Tejada /atejada@diariolibre.com.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- La manifestación de un
grupo que reclama la nacionalidad dominicana, pero que se reconoce de origen
haitiano, fue una provocación que desnuda las intenciones últimas de la lucha
que libra ese colectivo en reclamo de derechos en nuestro país.
Es bueno declarar, de antemano, que sus alegados derechos a
la nacionalidad dominicana no les han sido negados, sino reglamentados por
medio de requisitos que se deben cumplir aquí y en cualquier país organizado.
Pero los que organizaron la manifestación frente al monumento
a la Independencia Dominicana sabían muy bien lo que hacían. Estaban provocando
a las autoridades dominicanas y, al mismo tiempo, señalando que su lucha no es
por un derecho en nuestro país, sino que su condición es anterior a la labor de
los Padres de la Patria. Es decir, a ellos pertenece la nacionalidad de esta
patria porque era la suya antes de 1844. Es decir, es el mismo argumento de que
la “isla es una e indivisible”, en otros términos.
A partir del sábado, nadie se puede llamar a engaño: la intención
última del grupo radical haitiano es retrotraer la situación del país al día
antes del 27 de febrero de 1844. No es la nacionalidad de unos cuantos miles.
Es la de los diez millones de haitianos.
¿Qué pueden hacer las autoridades dominicanas ante esa y las
otras provocaciones que vendrán? No tienen otra alternativa que aplicar la ley,
desde el artículo 3 de la Constitución que condena “toda injerencia que atente
contra la personalidad e integridad del Estado”, hasta lo que establecen los
códigos y las leyes nacionales.
Fuente: Diario Libre
Publicado por Robinson Castro.
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