Por Manuel Hernández Villeta.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- La información de que la
economía dominicana aumentó en un 6.9 por ciento en el mes de septiembre, llega en instantes
en que la prima del dólar navega entre el 50 y el 51 por ciento. Pone a pensar
sobre las veleidades de los números y la realidad.
De acuerdo con los últimos informes económicos en diez
sectores se sintetiza el llamado progreso nacional. En esos estamentos se
encuentra nucleado el 54 por ciento del aumento económico en el mes de
septiembre.
La economía no siempre debe ser tratada como una materia o
carrera universitaria, sino también como
la forma de vida de miles de personas que experimentan mejorías, malestares,
aumenta su nivel de vida, o sencillamente son condenados a perecer.
La medición de la economía no es la pulpería de la esquina,
sino el gran empresariado. Hay desarrollo pleno en los renglones de la
construcción, los centros comerciales, los servicios financieros, la
agropecuaria, el transporte y almacenamientos, la manufactura local, la
energía, el agua y los hoteles.
Si se pasa revista en forma imparcial en estos renglones está
la gran mejoría economía del mes de septiembre, pero deja a una mayoritaria
parte poblacional fuera del pastel, y son los que pertenecen a la muchedumbre
silenciosa.
Los chuscos se horrorizan de que mientras se sumergen en la
miseria, alguien diga que está avanzando el desarrollo económico, y no tienen
razones para sus reparos: por tiempo histórico la economía ha sido una musa de
muchas cabezas, con rostros desiguales y sin razones equitativas.
El dinero va donde hay facilidades de inversión. Dinero da
dinero. De ahí que hay desarrollo nacional en la supra estructura, pero avanzan
los cuadros de miseria abajo. Una entidad bancaria vendió más de cinco mil
unidades de automotores en una feria, y ello entraña progreso.
Pero pase revista a la masa inerme que no tiene un centavo en
los bolsillos, ni siquiera para comprar el desayuno diario, y a la cual el
anuncio de los carros y camiones vendidos en una feria no pasa de ser un
titular de periódicos.
Es lo mismo con los productos comestibles agropecuarios que
cada día aumentan, y se tornan inaccesibles para los pobres, pero este sector
empresarial está dentro de los renglones de desarrollo en crecimiento.
Lo ideal es que en esta visión del desarrollo dominicano por
lo menos se fijen los precios de los alimentos en base a los cuadros de
producción. No es posible tanta miseria rodeando a una riqueza de cuentos de
embrujo. Esa es nuestra realidad y nuestras tristezas. Hay que socializar la economía para que a todos llegue el
progreso. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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