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Pielonefritis y Ozonoterapia

Escrito por Antonio Contreras Berroa, médico especialista en Ozonoterapia.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- La pielonefritis o infección urinaria alta es una inflamación del riñón que involucra el parénquima renal, la pelvis renal y los cálices renales. Normalmente, los microorganismos ascienden desde la vejiga hasta el parénquima.

Existe mayor prevalencia en mujeres que en hombres, siendo 12,5 casos por cada 10.000 habitantes para ellas y 2,3 para ellos. También varían según la franja de edad: las mujeres jóvenes, por su mayor actividad sexual, y los ancianos y niños, por sus cambios anatómicos y hormonales. Además un 1-2% de las embarazadas desarrollan la enfermedad.

La pielonefritis es una enfermedad renal crónica causada por una infección bacteriana que afecta principalmente a los tejidos intestinales de los conductos y el sistema cáliz-parénquima renal. 

Los causantes de la pielonefritis, en su mayoría microorganismos gramnegativos: Escherichia, estafilococos, enterococos, Proteus, Pseudomonas aeruginosa, son capaces de adherirse al epitelio de las vías urinarias, capacidad que dificulta el lavado de las bacterias por el flujo de orina. También pueden desencadenar esta afección los virus, hongos y micoplasmas.

Los trastornos de la urodinámica causados por la urolitiasis, desgarros, nefroptosis, adenoma prostático y otras afecciones posibilitan la aparición de la pielonefritis y diversidad de manifestaciones clínicas.

Una evolución prolongada y poco sintomática de la pielonefritis, con recidivas y progresiva, se acompaña de un desequilibrio y un déficit inmunológicos y secundarios y, por norma, necesita una corrección inmunológica.

La alteración de la homeostasis inmunitaria en los enfermos con pielonefritis crónica se manifiesta con una disminución absoluta y relativa de linfocitos T, un descenso de la actividad funcional en cuanto a la elaboración de linfocinas, un desequilibrio en la subpoblación de linfocitos T.

La aparición de la insuficiencia  inmunológica en la pielonefritis crónica se debe, muy probablemente, a la persistencia prolongada de los microorganismos iniciadores de la pielonefritis en los riñones.

Los síntomas clínicos y los datos analíticos se manifiestan más claramente en la pielonefritis aguda, y también en el periodo de empeoramiento de la pielonefritis crónica. Este periodo, al igual que la pielonefritis crónica, discurre con aumento de la temperatura, dolor de la región de la cintura, alteraciones en la diuresis y signos inflamatorios en la sangre. 

En la orina aparece o aumenta la proteinuria, la leucocituria y la bacteriuria. En la fase de la remisión, sobre todo en el periodo latente, los síntomas son insignificantes o están ausentes. En el 40% al 70% de los pacientes con pielonefritis crónica aparece hipertensión arterial.

La ozonoterapia se emplea como medio antiinflamatorio y antiinfeccioso en el tratamiento de la pielonefritis.

A pesar de los datos acerca de que las bacterias gramnegativos son menos sensibles al ozono que las grampositivas, se ha recomendado la ozonoterapia como método muy efectivo, sobre todo en los casos que el tratamiento farmacológico no eficaz.

La acción bactericida del ozono consiste en la estimulación de la fagocitosis debido al aumento de la producción por los leucocitos del peróxido de hidrogeno, que durante el proceso de paso al estado crónico no se forma o se produce en cantidades insuficientes.

La influencia del ozono sobre los linfocitos y los monocitos conlleva un aumento de su energética, lo que expresa, además de por el aumento de las propiedades fagocíticas, por el incremento de la producción de citocinas, en particular interleucinas. Estas últimas normalizan la inmunidad celular y la humoral, que están alteradas en la pielonefritis crónica.

Aumenta la producción de linfocitos T citolíticos, que determinan la efectividad de la inmunidad celular. Se optimiza la producción de linfocitos T colaboradores y T superiores, que controlan la acción de los linfocitos B, que a su vez, responden con la síntesis de las inmunoglobulinas. Esta es la forma en que se asegura la acción inmunomoduladora de la ozonoterapia.

El ozono tiene una influencia directa sobre las bacterias a través de la destrucción de la integridad de sus envolturas por la oxidación de los fosfolípidos de las lipoproteínas, la entrada del ozono dentro de la célula microbiana, la reacción con sustancias del citoplasma, en particular con el ADN y la alteración de la proliferación de las bacterias.

Además de la influencia antiinflamatoria, el ozono produce un efecto positivo en la hemodinámica renal, los indicadores de la oxidación de lípidos por peróxidos y de la defensa antioxidante (Boiko y cols, 2003).

En el curso latente, poco sintomático, de la pielonefritis crónica, la ozonoterapia puede utilizarse tanto como tratamiento independiente como en combinación con fármacos antiinflamatorios.

Hay que recordar que bajo la influencia del ozono los agentes microbianos acumulan más activamente, a partir del medio ambiente, sustancias medicinales, como los antisépticos y los antibióticos (Belianin 1997).

La ozonoterapia puede emplearse como método independiente para la profilaxis de la enfermedad grave.

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