Por
Manuel Hernández Villeta.
ATMÓSFERA
DIGITAL, SANTO DOMINGO.- La Biblia no es la causante de los grandes males que
tiene la educación dominicana. Hoy hay que sacar la violencia que se anida en
las aulas. La explosividad personal se deja sentir en niños y adolescentes. Hay
una mala formación en las aulas, y la vemos cuando los bachilleres terminan su
ciclo de estudios.
Un
niño, un adolescente, un menor de edad, todavía no tiene alternativas, ni puede
fijar su camino a seguir en la vida. Por lo tanto es necesario que conozca
todas las corrientes del pensamiento, para que llegado el momento, sepa por
dónde ir..
La
enseñanza de la Biblias tiene que estar en el programa de la educación básica.
Su lectura tiene que ser parte del sistema de enseñanza. Obligatoria o no la
enseñanza de la Biblia es un hecho fundamental. Todas las materias que están en
la básica tienen que ser estudiadas por los muchachos.
La fortaleza
moral e intelectual que aporta la Biblia es necesaria para poder iluminar el
camino de los adolescentes dominicanos. Una gran mayoría va a las aulas y no
aprende. Otros llevan un arma blanca en la mochila. Están los ejemplos de niños
muertos o golpeados salvajemente por sus compañeros.
Ha
colapsado la escuela dominicana. La familia se fraccionó debido a los nuevos
tiempos. Hay que tener una columna moral, y eso lo puede aportarla biblia. En
el país hay libertad de ideas, y libertad de cultos, pero para saber el lugar
que corresponde en la vida, hay que estudiar todas las corrientes del
pensamiento.
En
nuestras escuelas se imparte una historia sin crítica. Se glorifica a villanos,
se levanta héroes de bandidos, y se crea de los Padres de la Patria una aureola
inmaculada, sobre todo de Duarte, como un Cristo de la Libertad. Pero la
realidad es que nadie honra a los patriotas, sus fechas se dedican a fiestas, y
en la vorágine política, todo se compra y todo se vende.
La
religión llegó a ser considerada el opio de los pueblos, hombres que se
colocaban la sotana y el crucifijo cometieron barbaridades, crímenes de lesa
humanidad, para tratar de imponer creencias religiosas. Un ejemplo claro es la
colonización de América.
Pero
la Biblia no es culpable de la aplicación antojadiza que le dieron algunos que
falsamente la levantaron, para justificar el corte de cabezas. Creo que la
Biblia se debe impartir como materia en las escuelas, que se coloque a nivel de
la historia, la geografía, las matemáticas, y que se le despegue la etiqueta de
materia obligatoria. Tenemos que conocer la verdad, y la divulgación de la
Biblia puede ser un buen camino para ello. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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