Por Manuel Hernández Villeta.
ATMÓSFERA DIGITAL, SANTO DOMINGO.- El socialismo del siglo 21
tropieza. Se suponía que era el continuismo de la revolución cubana, pero con
el fallecimiento de Hugo Chávez se ha estancado. La dura lucha por la
subsistencia en Bolivia de Evo Morales, que busca su reelección en medio de disconformidades,
presagia nuevos problemas.
Ese socialismo del siglo 21 tenía que ser una salida a la
crisis permanente y las desigualdades que se dan en América Latina. En sus
primeros gritos dio pasos certeros y logró el surgimiento de una nueva
izquierda. Sin balas ni botas, pero si con votos lograron llegar al poder.
Siempre es difícil, muy cuesta arriba, para un grupo que
pregona cambios sociales y estructurales, llegar al poder mediante los votos.
No puede tratar de hacer todos los cambios que desee, porque no ha roto ni
cambiado radicalmente al sistema.
Tiene que subsistir con
los capitalistas y los poderes hegemónicos, mientras que su gran columna
de sustentación son las masas populares. Tratar de hacer cambios profundos es imposible
sin lesionar a los poderes tradicionales.
Venezuela ha logrado sobrevivir a duras penas. Tiene una
lucha sin cuartel y en varias ocasiones ha orillado el terreno de la guerra
civil. El temor de una lucha armada en medio de la riqueza petrolera ha evitado
una intervención armada de los Estados
Unidos.
En Brasil, donde se
consideraba que era intocable el Partido de los Trabajadores y su frente de
masas, le dieron un golpe de Estado silencioso a Dilma Rousseff, y llevaron a
las rejas a Lula. Allí terminó el experimento de neo-izquierda, surgiendo un
derechista-militarista como nuevo
presidente.
En las últimas semanas han ocurrido pobladas en diferentes
países de América Latina. Es un movimiento cuasi espontáneo de sectores que
rechazan reajustes económicos.
Ahora es el fracaso de gobiernos neo-liberales.
La derecha sigue mandando y afianzándose, aunque da pasos erráticos en lo que se refiere a los reajustes
económicos.
El mensaje de redención para los humildes y de cambios
sociales tiene que surgir de nuevo. No importa la etiqueta que se le ponga. La
revolución cubana está en etapa de cambios internos, de renovación y es difícil
que se pueda ocupar de los problemas globales del continente.
Venezuela tiene su propio infierno interno, en el cual
Nicolás Maduro y los chavistas tratan de sobrevivir, por lo que la exportación
de la revolución le será de difícil continuación. En Brasil, todos los esfuerzos están en la
reorganización interna y poder sacar cabeza de nuevo.
Pero los estallidos populares impulsados por los reajustes
económicos y los aumentos en los precios de los alimentos y del pago de los
servicios, habla a las claras de que todavía hay capacidad de indignación y de
lucha. Debe darse el despertar de nuevas jornadas de lucha por el progreso de
todo el continente. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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